La cifra de muertos por los incendios ocurridos el martes en dos fábricas en las ciudades más grandes de Pakistán aumentó este miércoles a 314, muchos de los cuales perecieron porque no pudieron escapar de edificios que carecían de salidas de emergencia y de medidas de seguridad básicas como alarmas y rociadores de agua.
Esos problemas de seguridad son comunes en Pakistán, donde muchas fábricas son establecidas ilegalmente en las sobrepobladas ciudades del país.
El más mortífero de los dos siniestros estalló el martes por la noche en una fábrica textil en la sureña ciudad de Karachi, el eje económico del país.
La cifra de muertos allí llegó a 289 el miércoles y los bomberos combatieron las llamas durante horas, dijo el funcionario gubernamental Rosahn Ali Sheik.
Fue uno de los peores accidentes industriales en la historia de 65 años de Pakistán, y Sheik indicó que la cifra podría aumentar debido a que los rescatistas todavía estaban sacando cuerpos del lugar en Karachi.
Las mayoría de las muertes fueron por asfixia, porque personas atrapadas en el sótano no pudieron escapar cuando se llenó de humo, dijo el jefe de bomberos de Karachi, Ehtisham-ud-Din. No había salidas de emergencia y las puertas que llevaban al sótano estaban cerradas, dijo. Es posible que el saldo de muertes aumente, porque las autoridades sospechaban que pudiera haber cadáveres aún en el sótano.
Trabajadores en los pisos más altos en el edificio, de cinco plantas tuvieron problemas para salir por ventanas que estaban protegidas con barras de metal. Muchos fueron heridos cuando saltaron del edificio, incluyendo una mujer embarazada de 27 años.
Otros no fueron tan afortunados. Un reportero vio un cadáver calcinado colgando de una de las ventajas del edificio. Al parecer, la víctima trató de escapar, pero no pudo salir por las barras.
Otro incendio azotó una fábrica de zapatos en el oriente de la ciudad de Lahore el martes por la noche, matando a 25 personas, algunas por quemaduras y otras por asfixia, dijo el funcionario policial Multan Khan. La fábrica, de cuatro pisos, fue establecida ilegalmente en un barrio residencial de la ciudad.
El incendio sobrevino cuando las personas en el lugar intentaban arrancar un generador tras la interrupción del suministro eléctrico. Las chispas del generador hicieron contacto con las sustancias químicas utilizadas en la fabricación del calzado.
Pakistán sufre apagones generalizados y muchas personas usan generadores para alumbrar sus viviendas y operar sus negocios. El gobierno ha sido acusado de no generar suficiente electricidad.