Oliver Stone y Michael Moore publicaron este lunes 20 de agosto una nota de opinión en el periódico estadounidense New York Times, en donde rechazan la amenaza del Reino Unido de invadir la Embajada del Ecuador para arrestar a Assange y exhortan a ciudadanos de Gran Bretaña y Suecia a defender a Julian Assange, y con él la liberta de expresión en el mundo. A continuación el texto del artículo de los cineastas estadounidenses.
WikiLeaks y la libertad de expresión
Por MICHAEL MOORE and OLIVER STONE
Hemos dedicado nuestra vida profesional a la cinematografía demostrando que los medios noticiosos en Estados Unidos generalmente no logran informar a los estadounidenses sobre el lado feo de las acciones de nuestro propio gobierno. Es por eso que nosotros estamos sumamente agradecidos por los logros de WikiLeaks, y aplaudimos la decisión del Ecuador por otorgar asilo diplomático a su fundador, Julian Assange, que actualmente vive en la Embajada de Ecuador en Londres.
El Ecuador ha actuado de acuerdo con los principios fundamentales internacionales de los derechos humanos. Efectivamente, nada podría demostrar mejor la pertinencia de la acción del Ecuador que la amenaza del gobierno británico de violar el principio sagrado de las relaciones diplomáticas e invadir la embajada para arrestar al Sr. Assange.
Desde la fundación de WikiLeaks, se han revelado imágenes de “Collateral Murder” que muestra el aparente asesinato indiscriminado de civiles en Bagdad con el ataque de un helicóptero Apache de Estados Unidos; detalles más realistas de la verdadera cara de las guerras de Irak y Afganistán; la colusión de Estados Unidos con la dictadura de Yemen para ocultar nuestra responsabilidad en los bombardeos realizados allá; la presión por parte del gobierno de Obama sobre otras naciones para no enjuiciar por torturas a funcionarios de la era Bush; y mucho más.
Previsiblemente, la respuesta de aquellos que preferirían que los estadounidenses permanezcan en la oscuridad ha sido feroz. Líderes de elección popular de ambos partidos han calificado al Sr. Assange como “terrorista de alta tecnología”. Y la senadora Dianne Feinstein, demócrata de California que encabeza el Comité Selecto del Senado en Inteligencia, ha exigido que él sea enjuiciado dentro de la Ley de Espionaje. La mayoría de estadounidenses, británicos y suecos no están al tanto que Suecia no ha presentado cargos formales contra el Sr. Assange por ningún crimen. Sino que ha emitido una orden de arresto para interrogarlo sobre unas denuncias de agresión sexual en el 2010.
Todas estas denuncias deben ser investigadas minuciosamente antes de que el Sr. Assange vaya a un país que lo pondría lejos del alcance del sistema de justicia Sueco. Pero son los gobiernos de Gran Bretaña y Suecia los que se interponen en el camino de la investigación, más no el Sr. Assange.
Las autoridades suecas han viajado a otros países para llevar a cabo interrogatorios cuando ha sido necesario, y el fundador de WikiLeaks ha puesto en claro su disposición a ser interrogado en Londres. Además, el gobierno de Ecuador hizo un ofrecimiento directo a Suecia de permitir que el Sr. Assange sea entrevistado dentro de la embajada del Ecuador.
En ambas instancias, Suecia se rehusó. El Sr. Assange también se ha comprometido a viajar a Suecia inmediatamente si el gobierno Sueco promete que no lo va a extraditar a Estados Unidos. Los funcionarios suecos no han mostrado ningún interés en estudiar esta propuesta, y el Canciller Carl Bildt recientemente le manifestó inequívocamente a un asesor legal del Sr. Assange y WikiLeaks que Suecia no hará tal promesa. El gobierno británico también tendría el derecho dentro del tratado pertinente de evitar la extradición del Sr. Assange a Estados Unidos desde Suecia, pero también se ha rehusado a prometer que usaría tal poder. Los intentos de Ecuador de facilitar ese arreglo con ambos gobiernos fueron rechazados.
En definitiva, las acciones de los gobiernos de Gran Bretaña y Suecia nos sugieren que la verdadera agenda es llevar al Sr. Assange a Suecia.
Gracias al tratado y a otras consideraciones, él probablemente podría ser extraditado más fácilmente a Estados Unidos para enfrentar cargos. El Sr. Assange tiene toda la razón para temer ese desenlace. El Departamento de Justicia recientemente confirmó que continuaba investigando a WikiLeaks, y documentos divulgados del gobierno australiano del febrero pasado indican que “las investigaciones en Estados Unidos sobre una posible conducta criminal del Sr. Assange se han estado llevando a cabo durante más de un año”. La misma WikiLeaks ha publicado correos electrónicos de Stratfor, una empresa de inteligencia, que indican que un gran jurado ya ha emitido una acusación oficial reservada contra el Sr. Assange. Y la historia nos indica que Suecia se allanaría ante cualquier presión de Estados Unidos para entregar al Sr.Assange. En el 2001 el gobierno sueco entregó a la C.I.A. a dos egipcios que pedían asilo, y a su vez estos fueron entregados al régimen de Mubarak, donde fueron torturados.
Si el Sr. Assange es extraditado a Estados Unidos, las consecuencias tendrán repercusión en el mundo por muchos años. El Sr. Assange no es un ciudadano estadounidense, y ninguna de sus acciones ha tenido lugar en tierras estadounidenses. Si Estados Unidos puede juzgar a periodistas bajo estas circunstancias, los gobiernos de Rusia y China podrían, con la misma lógica, exigir que reporteros extranjeros en cualquier parte del planeta sean extraditados por violar sus leyes. La creación de tal precedente debería preocuparle a todo el mundo, tanto para los que son seguidores de WikiLeaks o no.
Instamos al pueblo británico o sueco que exijan que sus gobiernos respondan a estas preguntas básicas: ¿por qué las autoridades suecas se rehúsan a interrogar al Sr. Assange en Londres? Y, ¿Por qué ninguno de los dos gobiernos promete que el Sr. Assange no será extraditado a Estados Unidos? Los ciudadanos de Gran Bretaña y Suecia tienen esta magnífica oportunidad de defender la libertad de expresión en representación de todo el mundo.