La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), por unanimidad de diez de sus integrantes, decidió ayer dar una segunda muestra de apoyo regional a Ecuador en su denuncia ante la amenaza hecha por Inglaterra de invadir su Embajada en Londres para arrestar a Julian Assange, quien recibió el asilo diplomático por parte de Quito la semana anterior.
La cita de cancilleres de la Unasur, que en primera instancia estaba previsto que dure cerca de dos horas, culminó en apenas 20 minutos provocando la confusión entre las decenas de medios de comunicación que arribaron hasta el Gobierno Zonal de Guayaquil.
De un momento a otro en los parlantes se escuchó la voz de Rafael Roncagliolo, ministro de Relaciones Exteriores de Perú, para anunciar que el secretario de la Unasur, Alí Rodríguez, iba a leer “la Declaración de Guayaquil” en respaldo a la República del Ecuador.
Rodríguez leyó los siete puntos que conforman este documento (ver subtema) suscrito por las delegaciones de Colombia, Venezuela, Bolivia, Perú, Brasil, Chile, Uruguay, Argentina, Guyana y Surinam. El único país miembro original que no asistió al encuentro en el puerto principal fue Paraguay, nación que está sancionada por el bloque debido al golpe de Estado perpetrado contra el ex mandatario Fernando Lugo.
El documento arranca con una setencia contundente: “Solidaridad y respaldo a Ecuador ante la amenaza de violación del local de su misión diplomática”.
Una vez que salió esa frase de los labios de Alí, en la sala se palpó un ambiente de solidaridad regional que se fue ratificando en los seis puntos subsiguientes. Aunque solo con el primero ya se había cumplido con la misión pretendida por el país solicitante de la reunión, que es Ecuador.
Una vez culminada la lectura por parte del secretario, Roncagliolo retomó la palabra para afirmar que si bien este tipo de relaciones no tiene un carácter vinculante para hacer que Reino Unido dé marcha atrás en su amenaza, sí sirve para establecer una “negociación como lo establece el Derecho Internacional, por lo que esperamos que Reino Unido tome las medidas necesarias para la reanudación del diálogo”.
Esta última frase -la reanudación del diálogo- ya había sido mencionada una hora antes de esa declaración por otro canciller, pero en esta ocasión fue el ecuatoriano quien la dijo. “Consideramos indispensable que esa amenaza sea dejada de lado, porque en este momento hay una amenaza que ha sido entregada por escrito. Es necesario que ellos (los ingleses) dejen claro que eso (su amenaza) que dijeron antes, no está vigente”, afirmó Ricardo Patiño antes de su ingreso a la reunión con sus homólogos suramericanos.
Rápida reunión, fugaz salida
Sentados en una extensa mesa con pancartas que revelaban sus países de origen, los diplomáticos asistentes a la cita escucharon la declaración, se levantaron, se agarraron de las manos para dar esa imagen de “unidad latinoamericana” y se despidieron. Según cálculos de los propios organizadores, el cónclave duró apenas diez minutos y otros diez se utilizaron para revelar los resultados.
El grueso de cancilleres se mantuvo en la sala por unos diez minutos más y, de pronto y en tropel, abandonaron el edificio. Los únicos que quedaron para atender a los medios de comunicación locales e internacionales fueron Patiño y su par venezolano Nicolás Maduro, los mismos que lideraron la reunión de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) del pasado sábado y que tuvo resoluciones similares a las obtenidas ayer, también en Guayaquil.
Maduro destacó la rapidez con la que la región ha respondido ante esta amenaza inglesa y volvió a advertir que si Reino Unido llegase a invadir la Embajada ecuatoriana en Londres, “se activarían todos los sistemas de rechazo regionales”, aunque no precisó cuáles serían.
El líder de la diplomacia venezolana también se dio un tiempo para analizar el próximo “campo de batalla” dentro de este impasse diplomático: la cita de cancilleres de los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), el próximo viernes, en Washington.
Maduro indicó que las resoluciones de la ALBA como de Unasur servirán para consolidar un posición latinoamericana de cara a la cita de la OEA, en donde se verá “a las naciones que velan por la integración (…) En este caso, un hermano ha salido afectado y hay que defenderlo”, dijo el canciller venezolano.