España prohibió hoy «de forma cautelar con efectos inmediatos», por un período de tres meses, las operaciones cortas o bajistas en mercados secundarios españoles por «la extrema volatilidad» en los mercados.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CMNV) impuso la prohibición debido a la situación de «extrema volatilidad que atraviesan los mercados de valores europeos, que podría perturbar su ordenado funcionamiento y afectar al normal desenvolvimiento de la actividad financiera», según un comunicado.
El supervisor bursátil español ya había prohibido las posiciones cortas entre agosto de 2011 y febrero de 2012 de acuerdo con Francia, Italia y Bélgica, aunque en aquella ocasión la veda afectaba sólo a los valores del sector financiero.
El comunicado explica que la decisión ha sido adoptada ahora al mismo tiempo que Italia. Sin embargo, la comisión nacional que controla el mercado de valores en Italia (Consob) restringió la prohibición a las acciones del sector bancario y de seguros.
La CNMV explicó que en las actuales condiciones «resulta preciso revisar la operativa de los mercados de valores con el fin de asegurar el mantenimiento de la estabilidad financiera».
Las ventas en corto o apuestas a la baja consisten en tomar prestadas acciones para venderlas en el mercado con la esperanza de que su precio caerá, momento en que los títulos se recompran más baratos y se devuelven a su propietario, obteniendo como ganancia la diferencia entre el precio de venta y el de recompra posterior.
Tras la prohibición inicial aprobada el 11 de agosto de 2011, España decidió prorrogarla el 25 de ese mes y posteriormente el 28 de septiembre, del mismo modo que lo hicieron los supervisores bursátiles de Italia, Francia y Bélgica.
En febrero de este año, la CNMV, también de acuerdo con otras comisiones de mercados de valores, levantó la limitación una vez que había remitido la situación de extrema volatilidad, continua inestabilidad e incertidumbre en los mercados de valores europeos.
Esta decisión de la CNMV fue adoptada en una jornada negra para los mercados españoles y la deuda de ese país, con fuertes caídas en el principal indicador de la bolsa española, el IBEX 35, por debajo del nivel de los 6.000 puntos básicos en algunos momentos, lo que no ocurría desde el 1 de abril de 2003.
La prima de riesgo de España, que mide el sobrecoste que exigen los inversores por la compra de deuda española frente a la alemana, alcanzó 642 puntos básicos, con lo que la rentabilidad del bono a diez años se mantenía en niveles récord en torno al 7,5 %.