La cumbre informal de la Unión Europea (UE) finalizada hoy estuvo dominada por la inclusión de los llamados eurobonos en el menú del bloque continental y la permanencia condicionada de Grecia en la moneda común.
El encuentro prolongado hasta la madrugada de este jueves puso de relieve la ya anunciada confrontación entre Francia y Alemania sobre las vías para superar la crisis de la deuda y reactivar la maltrecha economía de la zona euro.
Para la canciller federal alemana, Angela Merkel, la austeridad es el método adecuado, mientras el presidente galo, François Hollande, insiste en que sin crecimiento todo es inútil y el ejemplo de Grecia parece darle la razón.
En su estreno a escala continental, Hollande logró un buen punto a su favor al conseguir que el tema de la emisión de obligaciones conjuntas para financiar el desarrollo, los eurobonos, esté en la agenda de junio próximo, si bien la discusión será prolongada.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, explicó que “eso lleva tiempo y hay que ver sus repercusiones jurídicas, pero los eurobonos estarán dentro de un plan a largo plazo que se iniciará en la próxima cumbre para complementar la Unión Monetaria y fortalecer la unión económica”.
Hasta ahora, Merkel había logrado mantener el asunto al margen de las citas oficiales de la UE y contaba para ello con el apoyo decidido del expresidente francés Nicolás Sarkozy.
El debate de medidas para el corto plazo giró sobre el mantenimiento de la austeridad, pero dos elementos frescos se abrieron paso, impulsar la formación y la movilidad del empleo y el financiamiento de algunas obras por el Banco Europeo de Inversiones.
El plato agrio en la cena de los líderes del bloque fue Grecia, donde todos los planes de austeridad fracasaron uno tras otro y la situación es hoy más crítica que a finales de 2009 cuando estalló la crisis.
Tanto Rompuy como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, explicaron que todos los países desean mantener a Atenas dentro de la zona euro, aunque no al precio de renegociar los planes de rigor, cuyos efectos están asfixiando a ese país.
Con distintos matices, el mensaje de la UE para el pueblo griego fue que para recibir más fondos, el gobierno elegido en las urnas el próximo 17 de junio debe acatar por completo estas medidas o enfrentar las consecuencias.
Los líderes del bloque europeo volverán a encontrarse a finales de junio en una cumbre formal en la cual debe haber una declaración oficial y tomarse algunas medidas concretas.