Los ex diputados Antonio Posso (Pachakutik) y Luis Fernando Torres (Social Cristiano), que estuvieron en Ciespal el 20 de abril del 2005, cuando fue posesionado Alfredo Palacio, hablan sobre lo sucedido.
Posso corroboró las declaraciones de Palacio porque “Gutiérrez estaba prácticamente caído, el pueblo lo había derrocado, el Congreso Nacional tomó la decisión de destituirlo y era él quien debía asumir la Presidencia”.
Contó que presidía la sesión en Ciespal, como vicepresidente del Congreso y allí se designó a Cinthya Viteri para que posesionara a Palacio como presidente. “Varios diputados le llamamos para que asumiera su responsabilidad, luego de todos los acontecimientos bochornosos. Gutiérrez huyó del Palacio, no murió en el intento como él decía”.
Torres, por su parte, recuerda que ese día de “movilizaciones y violencia política y con las calles de Quito ocupadas por Los Forajidos, la democracia estaba en peligro. Se produjo el relevo presidencial en medio de agresiones a parlamentarios e, inclusive, tiros desde un Ministerio”.
“El Presidente de ese entonces -dijo- fue relevado constitucionalmente cuando había sido obligado a abandonar el Palacio para evitar que haya un vacío constitucional”.
Para él, León Febres Cordero, desde Guayaquil, ayudó a que se “protegiera la integridad de los legisladores, realizando una serie de gestiones ante las fuerzas del orden”.
Pero Posso discrepa y asegura que Gutiérrez y Febres Cordero eran aliados, lo que hizo que Pachakutik abandonase su alianza con el Gobierno. Y cree que no es posible que Febres Cordero haya estado tras la caída de Gutiérrez.
Torres contó que cuando el ex presidente Gutiérrez fue encarcelado en el Penal García Moreno, “estuvo atento a que sus derechos se respetaran”, así como los de su hermano Gilmar y los del coronel Fausto Cobo y habría interpelado a “algunos altos funcionarios del Gobierno entrante sobre el papel que jugaron en esos días de violencia política”.
Al ex diputado Social Cristiano los cables publicados por WikiLeaks lo vinculan como uno de “los contactos” cercanos de la Embajada de EE.UU. Al respecto, dice que sí mantuvo relaciones “fluidas y públicas con representantes diplomáticos de gobiernos como el de EE.UU., comprometidos con la economía de mercado, la democracia representativa y las libertades individuales”. Lo extraño -dice- habría sido que un político de una línea libertaria y democrática como él tuviera contactos con representantes de gobiernos socialistas como Irán, Libia, Cuba, Venezuela o Corea del Norte.
Manifestó que a mediados de la década pasada integró un grupo parlamentario ecuatoriano-estadounidense y presidió comisiones legislativas en las que se debatía sobre las transformaciones legales del TLC. “En razón de esas funciones parlamentarias mantuve contactos y reuniones con representantes diplomáticos de EE.UU.”. Inclusive -dijo- viajó a Washington, con otros diputados y dos funcionarios del actual Gobierno, Ivonne Baki y Diego Borja, a reuniones en el Congreso estadounidense para analizar temas legislativos del TLC.
Detalló que la información parlamentaria que compartió con los representantes diplomáticos reposa en los archivos del Congreso: reclamos por la destitución del Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema, y el proceso de juicio político al Presidente.