El país recuerda hoy el natalicio de Juan María Montalvo Fiallos y con está fecha, el Día del Maestro. En los 180 años de su nacimiento, resaltan los aportes y la influencia que el escritor ambateño ha tenido en distintos ámbitos.
Historiadores y escritores concuerdan en que revolucionó no sólo la literatura ecuatoriana, sino también el Derecho, el periodismo, la educación y la libertad de pensamiento.
Y, aunque estas áreas son las más reconocidas, el nombre de Montalvo resuena en otras que en maneras muy sutiles se ligan a su obra como es la sociología, la política, la religión e incluso el concepto de ‘pueblo’.
Su inquietud vuelve a los jóvenes escritores
Según varios jóvenes poetas y escritores ecuatorianos, a comienzos de este milenio se puso de moda entre ellos decir que los escritores deben “escribir y punto”, sin activismo políticos, sin predicaciones religiosas. Sin embargo, ahora dicen que la esfera está cambiando.
La tarea de combinar buena literatura con activismo político es el mayor reto de quienes ven en Juan Montalvo un ejemplo a seguir.
Juan José Alomía dice: “Nace el deseo de ‘denunciar’ algo que esté mal a pesar de la subjetividad. Jodorowsky dice que la labor de todo ser humano es dejar al mundo mejor de lo que encontró, y si un escritor, que puede influir a muchos, cree que algo no va bien, debe decirlo”.
Leyes sagradas
Juan Montalvo fue un profundo conocedor de la Rueda Antigua y, aunque estudió Jurisprudencia en la Universidad de Quito, fue en el Derecho Romano donde encontró el vínculo entre sus pensamientos y la norma.
En su obra ‘Siete Tratados’ señala que el pueblo romano tuvo “libertad de pensar, hablar, trabajar y enseñar” porque “ese pueblo era él mismo su legislador”.
“A través de los años, mientras uno ejerce el oficio del Derecho, a uno se le hace más claro que la libertad es un fundamento de la naturaleza humana, Montalvo creía que la libertad debía ser establecida como ley. Ese es su legado hoy en día, el habernos convertido en observadores de la libertad”, explica Nelson Fiallos, doctor en Jurisprudencia.
Plumas que matan
A mediados del siglo XIX, Montalvo comenzó a escribir lo que se conoce como ‘periodismo panfletario’ y lo llevó a su punto máximo. En sus ensayos periodísticos plasmaba sus criterios y su conocimiento, siempre con una correcta sintaxis y adecuado uso de la expresión.
Montalvo criticó severamente a quienes, en palabras de él mismo, “hacen de la pluma una cuchara”, cuenta Pablo Gómez, periodista ambateño.
“El decir no al servilismo, ese fue el legado de Montalvo al periodismo”, dice Gómez y añade, “(el periodismo) se trata de una vocación y no de hacer dinero. Se trata de servir al pueblo y no de estar al servicio del Gobierno de turno.
Montalvo fue un escritor capaz de hacer política desde la escritura, con una ética fuerte que le permitió no enredarse con el poder.
“Sabía guardar la distancia, para ser juez del pueblo y sus gobernantes sin dejar de lado su condición de propagandista de pensamientos profundos y nobles casusas”, opina César Alarcón Costta, escritor de ‘Las Cartas de Montalvo’:
Lámparas para encender
La fama de docente de Montalvo se debe a las enseñanzas de sus textos y al legado que ha dejado a la juventud. Montalvo creía que el individuo debía compartir su sabiduría con el pueblo para inspirarle, dignificarle, liberarle y conducirle.
La frase del griego Plutarco: “el cerebro no es un vaso para llenar, sino una lámpara para encender”, es lo que se viene a la mente de Mariana Pallasco, presidenta de Unión Nacional de Educadores (UNE).
“Juan Montalvo con sus enseñanzas enciende la luz de la juventud. Los maestros hacemos mucho esfuerzo para seguir el ejemplo de Montalvo y así lograr que los jóvenes sean actores dinámicos dentro del sistema educativo. él genera un impulso de autoestima en los jóvenes, quienes incluso toman las frases de Juan Montalvo para exigir sus derechos”, manifiesta Pallasco.
Nacer libre
El libre pensamiento es una de las características intrínsecas de la vida y obra de Juan Montalvo, no sólo como un ideal a seguir sino como esencia del ser humano.
En su obra ‘El Antropófago’ escribe: “Nací libre: al salir al mundo recibí el baño de la libertad… Nací libre, por eso lo soy; nací libre, por eso no gimo bajo el yugo de la servidumbre”.
Es en esta declaración que Montalvo fundamenta el libre pensamiento, según César Alarcón. “El ser humano no debe su pensamiento a nadie, eso nos enseñó Montalvo. A nadie, por poderoso que este sea”.
Y añade: “Juan Montalvo no se acobardaba ni se atemorizaba por expresar lo que pensaba”. Es más, Montalvo fue un fuerte crítico de quienes en su época amenazaron la libertad de pensamiento. “No mandaríais a empellones al infierno a quienes se toman la libertad de pensar”, escribió en los ‘Siete Tratados’.