La intersección de las calles Boyacá y Sucre cambió su habitual ritmo desde hace seis meses. El comercio de prendas de vestir, a través de las ventas por catálogo, marcan el acontecer diario. Dos empresas con capital colombiano están apostadas en el sector y una decena de mujeres en la calle invitan a quienes transitan por allí a que se integren a su grupo.
“Mire, aquí no tenemos competencia”, “aquí sí hay calidad, solo compruebe¨, “la revista vale un dólar”; entre otras, son las frases que las féminas, jóvenes y adultas, mencionan a quienes transitan.
Este panorama es similar al que se observa en el sector de la Bahía, en las intersecciones de la calle Chimborazo, donde también hay apostadas otras empresas de venta de ropa por catálogo, con similares ofertas para quienes quieren aventurarse en el negocio.
La venta por catálogo usa las herramientas del “marketing directo” donde el vendedor dirige sus esfuerzos a un mercado potencial cualificado (seleccionado por él o dentro de su medio), a través de una visita personal al potencial cliente. Es decir, la compañía de ropa adquiere, sin riesgo, un pequeño distribuidor al que le proporciona diversos beneficios, siendo el más importante el descuento en la compra que adquiera para venderla al detalle.
Por ejemplo: en la intersección de las calles Boyacá y Sucre, las mujeres que están al ingreso de la empresa Maximoda y Maxikids ofrecen a quienes quieran ser sus distribuidoras un descuento del 30 por ciento sobre los precios marcados en la revista-catálogo.
En el local adjunto de la compañía Mistika, la oferta es del 28 por ciento de descuento. Sin embargo, ahí la proporcionan desde la primera prenda, así afirma Vanessa Requelme, líder de grupo.
En ambas empresas, el interés de los gerentes a mas de incrementar su personal de ventas por catálogo, está el de ofrecer incentivos y capacitación permanente. Los temas tratados van desde la calidad de sus productos hasta estrategias de marketing.
“Con ello, quienes trabajan con nosotros tienen el respaldo de la empresa en todo. La intención es no descuidar al pequeño distribuidor que es a quien nos debemos. Nuestra responsabilidad es otorgarle prendas de vestir de la más alta calidad, con bajos precios y que la gente quede satisfecha y quiera volver a comprarles”, dijo Omar Benalcázar, gerente de la empresa Moda’s.
Agregó que existe una sana competencia entre las compañías de venta por catálogo. “Guayaquil tiene un potencial de por lo menos 3 millones y medio de clientes que constantemente adquieren ropa y se las proporcionamos con facilidades de pago que realizan nuestras distribuidoras. Aquí todos vendemos. La estrategia está en la calidez de nuestra fuerza de ventas”.
Mónica Manosalvas Díaz, vendedora por catálogo desde hace un año y medio, relató que al inicio le fue un tanto difícil crear una cartera de clientes. “Cuando ingresé no sabía qué era eso, ni nada de promociones, nada de nada… Ahora mis amigas y las personas a que les he vendido forman parte de la cartera de potenciales clientes. Unos me hacen pedidos muy seguido y otros cada 3 o seis meses”.
Explicó que dentro de la compañía hay dos tipos de distribuidoras: las directoras que reclutan líderes y las líderes que reclutan vendedoras. Esta es una cadena positiva porque todas las inquietudes y estrategias de ventas son orientadas para sacar adelante una colección nueva. “Es el mismo ejemplo de las vendedoras de cosméticos”, dijo.
Las ventas de los pequeños distribuidores son variables y dependen de la iniciativa de las personas en mostrar a un mayor número de personas la revista-catálogo y la capacidad económica del potencial cliente. “Existen casos de vendedoras que han logrado colocar de 2.000 a 3.000 dólares en un mes y la ganancia de ellas es del 30% sobre ese valor; además, reciben incentivos de prendas gratis que las comercializan. Aquí premiamos el éxito y la constancia”, afirmó el principal de la empresa Moda’s.
Sobre el volumen de ventas mensuales que maneja la empresa, resaltó que es difícil cuantificar, porque en la actualidad los pedidos son muy bajos en la Costa por el inicio de las clases y no se comparan al éxito en pedidos que hubo en los meses de noviembre y diciembre o el que hay antes de las fechas de fiestas locales, como en julio u octubre.
No hay un registro de cuántas personas trabajan en la venta de prendas de vestir por catálogo, debido a que laboran de forma independiente; es decir, si quieren, empiezan a vender en un mes y paran en el otro. Todo depende de la fecha. “En diciembre teníamos activas a 600 personas que demandaron pedidos, pero este mes apenas llegamos a 30 interesados”, dijo Norma de Prado, directora de la agencia All Fashion.