La gran cantidad de caracoles en distintas zonas agrícolas de la Costa está causando destrucción en los sembríos y también perjudica la salud de las personas.
Los campesinos, preocupados por erradicar a los moluscos, fumigan agresivamente las plantaciones de arroz y se exponen a intoxicarse, además de que exterminan a las especies que controlan otro tipo de plagas.
El director ejecutivo de la Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de la Calidad del Agro (Agrocalidad), Luis Valverde, hizo un llamado a los agricultores de Samborondón, Tarifa y Daule, para que reduzcan la cantidad de plaguicidas que emplean para erradicar el denominado caracol manzana o pomacea (nombre científico).
Esta especie es la más grande de los caracoles de agua dulce. Puede medir hasta 15 centímetros de diámetro y reportar un peso superior a los 600 gramos.
El molusco, según Valverde, se desarrolla regularmente en los sembríos de frutas y también cuando hay exceso de agua. “En vista de la fuerte estación invernal que afecta al país tenemos una masiva presencia de caracoles en las zonas arroceras”, expresó.
Frente a este panorama, al funcionario lo que más le preocupa es el excesivo uso de biocidas por parte de los campesinos. “Debemos controlar la utilización de los químicos. Ante la presencia de los caracoles estamos usando muchas sustancias fuertes. En el campo debe haber un balance entre los enemigos naturales y los insectos.
Al emplear cantidades grandes de estos pesticidas destruimos a los enemigos naturales de otras plagas”, sentenció.
Recordó que desde 2005 se trabaja en la entidad para enfrentar la plaga, que a más de poner en riesgo el medio ambiente también amenaza a los agricultores.
“En octubre de 2011 sabíamos que en la temporada de lluvia de 2012 iba a haber problemas. Lo que se hizo fue visitar las zonas y, donde hay mayor producción, identificamos a los líderes. Luego empezamos a trabajar con ellos en capacitación”.
En aquellas visitas se dieron instrucciones para que las personas se protejan antes de manipular a los animales, y, sobre todo, que nunca los consuman como alimento. “Quienes desean sacarlos de sus sembríos deben emplear guantes. Lo ideal sería exponerlos al sol para que se deshidraten y mueran. Otra alternativa es incinerarlos”, subrayó el funcionario.
Recomendó que tanto a la entrada como a la salida del agua de las plantaciones se coloquen mallas para evitar que ingrese la plaga que, según el titular de Agrocalidad, puede terminar con un 30% de los sembríos en una finca de tamaño promedio.
Para Luis León, productor arrocero del cantón Naranjal, provincia del Guayas, el problema está en que muchos agricultores no saben qué plaguicidas utilizar para matar al caracol pomacea. “Somos conscientes de que utilizamos plaguicidas muy contaminantes, como el thionex”, reconoció León, y afirmó también que varios peces de la zona han muerto.
Por otro lado, hay que mencionar que Ecuador lidera una estrategia a nivel regional para enfrentar los embates de la plaga de caracoles.
Técnicos nacionales capacitan a sus similares de otros países y simultáneamente adquieren experiencias en la lucha contra estos moluscos.
Analizan casos de meningitis
Valverde remarcó que aún se investigan los casos de dos menores contagiados de meningitis por consumir el molusco. “Existe la posibilidad de que haya nematodos en alguna de estas variedades que provoquen esta enfermedad. Eso lo debemos confirmar aún”, afirmó.
Sobre la masiva aparición de caracoles gigantes africanos en Guayaquil indicó que se debe a la abundante humedad por los chubascos. Este molusco, cuyo nombre científico es achatina fulica, puede medir hasta 30 centímetros.
Valverde dijo que decenas de personas han reportado que en sus jardines y patios han aparecido estos animales, por lo que sugirió a los ciudadanos que se protejan antes de agarrarlos con las manos.
El Instituto Nacional de Higiene (INH), a través del área de Parasitología, realizó un estudio en el que verificó que el “gigante africano” contiene dos parásitos que afectan la salud de las personas.
Según las investigaciones realizadas por Luigi Martini, parasitólogo del INH, en los últimos cuatro años se han presentado casos de meningoencefalitis eosinofílica (inflamación del cerebro) producidos por un parásito que tiene el caracol gigante cuando se lo ingiere.
La costumbre de consumir caracoles, crudos, mal cocinados o en ceviches, ha perjudicado recientemente la salud de más de 50 personas, tanto niños como de adultos.