El papa Benedicto XVI aseguró ayer, a bordo del avión que lo transportó a México, que la violencia y el narcotráfico en el país responden a un culto desenfrenado al dinero.
En un encuentro con periodistas en el vuelo de Alitalia que lo llevaba por primera vez a un país de habla hispana en América, el Pontífice enfatizó que la idolatría del dinero es la responsable de la inestabilidad en esta nación.
“El problema del narcotráfico y de la violencia (en México) es una gran responsabilidad para la iglesia de este país con 80% de católicos”, enfatizó Joseph Ratzinger y llamó a desenmascarar las falsas promesas y las mentiras de los traficantes de drogas, “algunos de los cuales se dicen católicos”, mientras que la represión de los carteles y las guerras entre ellos han dejado más de 50.000 muertos en cinco años.
Benedicto XVI llegó ayer a México, donde realizará una visita apostólica de tres días y estará en las ciudades de Guanajuato y León (estado de Guanajuato). Luego de ello, viajará el próximo lunes a Cuba en visita pastoral con motivo de los festejos por los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona del país para los creyentes católicos.
El Pontífice afirmó también ayer sobre Cuba que la ideología marxista, “tal como había sido concebida, no responde ya a la realidad” y que “conviene hallar nuevos modelos”.
El Gobierno de Cuba acogió ayer con “respeto” las opiniones de Benedicto XVI sobre la ideología marxista. “Respetamos todas las opiniones, consideramos útil el intercambio de ideas”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, al ser preguntado por las declaraciones que hizo Joseph Ratzinger a bordo del avión papal que lo llevaba a México.
Mientras tanto, miles de personas se congregaron ayer para recibir al Papa en el aeropuerto de Guanajuato (centro) -donde fue recibido por el presidente Felipe Calderón y 3.500 invitados- y otras muchas tomaron lugar para verlo pasar en su papamóvil, a lo largo del recorrido de 30 kilómetros que seguiría hasta la ciudad de León, donde se alojará.
Grupos de católicos entonaron cánticos y tradicionales voces de aliento, diez años después de la última visita de Juan Pablo II al país, quien fijó en el imaginario católico la frase “México siempre fiel”.
“¡El Papa llega hoy, sonría!”, “¡Llega la esperanza!”, gritaban ayer entusiastas decenas de jóvenes, muchos de ellos adolescentes, a los conductores o transeúntes a lo largo del bulevard Adolfo López Mateos parte del trayecto que recorrerá en su papamóvil.
“Estamos de fiesta. Benedicto XVI trae un mensaje de esperanza y de paz que nos hace mucha falta en este momento de tanta violencia”, expresó Luz Pérez, de 42 años, frente a la catedral de León. Pérez reconoció que está sorprendida por la lenta afluencia de peregrinos.
La mujer llegó desde el jueves del vecino estado de San Luis Potosí y se lo atribuye a que para los católicos mexicanos tiene más peso la imagen de Juan Pablo II, fallecido en 2005.
Las autoridades estimaban en 700.000 las cifras de los visitantes, aunque contrario a lo esperado las habitaciones en los hoteles no se han agotado y la afluencia de público parece menor a las expectativas.