El número de menores que transportan drogas por la frontera de Estados Unidos con México, principalmente metanfetaminas, continúa al alza, lo que se aúna al crecimiento de casos de «mulas ciegas» que transportan drogas sin su conocimiento, denuncian activistas.
En 2011 se registraron 190 arrestos de menores que intentaban cruzar droga en el área de San Diego, lo que representa un aumento del 13 % frente a 2010, según cifras oficiales. Y este año han sido detenidos 33 jóvenes, principalmente transportando mentanfetaminas, heroína y cocaína, en lugar de marihuana.
Estos jóvenes son «mano de obra barata y abundante, desechable para los traficantes de drogas», dijo a Efe Víctor Clark Alfaro, director del Centro Binacional por los Derechos Humanos, con sede en Tijuana pero que opera a ambos lados de la frontera
Clark Alfaro dijo que desde la construcción de la nueva terminal en el puerto de entrada de San Ysidro su organización ha observado un aumento en los intentos de cruzar droga utilizando diferentes mecanismos.
«En automóviles tenemos numerosos casos de las 'mulas ciegas', es decir, traficantes que localizan a personas que cruzan frecuentemente, colocan drogas en sus autos y luego los siguen en caso de que pasen exitosamente para recogerlas una vez que llegan a sus lugares de estacionamiento», indicó.
Clark Alfaro dijo que testificó en una corte recientemente en el caso de una de sus alumnas en la Universidad Estatal de San Diego (SDSU) que asegura haber pasado por esa experiencia cuando visitó a su novio en Tijuana y fue detenida cuando se encontraron 35 kilos de marihuana en su vehículo.
Pese a que en el caso de los jóvenes que cruzan por la línea peatonal las «mulas» es un método muy viejo, dijo Clark Alfaro, el discurso por parte de traficantes de drogas para convencerlos sigue siendo el mismo, con promesas de que no les va a pasar nada y que a lo sumo serán deportados luego de días o semanas en un centro de detención juvenil.
«Tradicionalmente los adolescentes vienen de familias disfuncionales, reciben poco dinero, como en el caso de otra adolescente que fue detenida en su tercer viaje transportando cuatro kilos de cocaína pegada a su cuerpo. Por sus primeros dos intentos recibió mil dólares, una cantidad minúscula en relación con el precio de la droga en la calle», señaló el activista, quien también enseña en el Centro para Estudios Latinoamericanos de SDSU.
«Para los detenidos no habrá una segunda vez, se convierten en cartuchos quemados, pierden sus documentos para cruzar», sostuvo.
Para Pedro Ríos, del Comité de Servicio de Amigos Americanos, una organización de defensa de derechos humanos de inmigrantes basada en San Diego, son las escuelas secundarias del sur del condado el terreno favorito por parte de traficantes de drogas para el reclutamiento de jóvenes.
«Desde mi punto de vista no ha cambiado la situación mucho; son blanco para grupos del crimen organizado. Solicitar el interés de menores ha existido por muchos años, en muchos casos jóvenes se dedican a tratar de reclutar a otros jóvenes matriculados para traficar también a seres humanos», indicó Ríos.