Con una franela roja en la mano, a paso lento y con la mirada atenta, Vicente Pérez se pasea por la calle 10 de Agosto, frente al local de Almacenes La Raspa y al pie del Grand Hotel Guayaquil.
Ese punto es su lugar de trabajo desde hace más de 20 años. Todos los días llega religiosamente desde Durán -en donde vive con su esposa- antes de las 07:00 y se retira alrededor de las 19:00, cuando empieza a oscurecer.
Vicente es uno de los vigilantes de vehículos o “cuidacarros” -como popularmente se los conoce- que están presentes con mayor frecuencia en las calles del centro y norte de la ciudad.
“Yo llego y permanezco acá todo el día. A veces me siento por ahí un ratito, pero no me voy. Si me dejan encargado del cuidado de un vehículo, tengo que ser responsable. Así es como me he manejado desde siempre”.
Su estrategia de trabajo, que se basa en la confianza, le ha resultado efectiva, a tal punto que tiene clientes de la Superintendencia de Bancos, de la Fiscalía, del Correo, del Municipio y de almacenes del centro.
“Tengo clientes fijos desde hace varios años que me dejan sus vehículos, porque me tienen confianza y saben que aquí su carro queda seguro”.
No obstante, Vicente manifiesta que trabajar en la calle tiene sus riesgos y complicaciones: “Parece que cuidar vehículos fuera fácil, pero en realidad es difícil, por los peligros que hay debido a los ‘amigos de lo ajeno’. Yo he tenido que acercarme varias veces a ellos para decirles que no toquen los carros”.
Siempre está vestido con un chaleco impermeable, color naranja, en la parte frontal tiene una banda reflectiva y el escudo de la Policía Nacional, y en la trasera se lee: “Vigilante Autorizado”.
La indumentaria que utiliza forma parte del programa “Acción Comunitaria”-del que se desprende el plan “Vigilante Seguro” y “Cuadra Segura”-, promovido por la Policía Nacional.
Dichos proyectos, que se ejecutan desde el año pasado, tienen como objetivo precautelar la seguridad de los “cuidacarros” y garantizar una mejor atención a las personas que solicitan sus servicios.
El arranque, que inició con un censo a los vigilantes informales, se realizó en varias zonas de la ciudad, donde estos trabajan en diferentes horarios.
Christian Poveda, jefe del Distrito 9 de Octubre -área que lidera el proyecto general- expresó que la organización de los informales es una propuesta que arrancó desde noviembre y que se ha replicado en los 10 distritos en que la Policía Nacional ha dividido a la ciudad.
“El programa se trata de un compendio de estrategias dispuestas por la Dirección General de Operaciones de la Policía Nacional, del que están a cargo todos los oficiales en el grado de capitanes, tenientes y subtenientes, que se encuentran en Guayaquil por el espacio de un año. Todos son alumnos de la Escuela de Especialización, que cumplen una fase como requisito previo a su ascenso”.
Entre los ejes transversales que se deben cumplir se encuentran el de “Vigilante Seguro”, “Barrio Seguro” y la colocación de alarmas comunitarias.
El uniformado explicó que el distrito que comanda está conformado por 7 circuitos (9 de Octubre, Victoria, Garay, Chile, Antepara, Venezuela y Cristo del Consuelo) y 26 subcircuitos.
“Hasta el momento, en cada circuito hemos colocado 21 cuadras seguras. Los oficiales que estuvieron en la anterior promoción del curso salieron en enero y dejaron instaurado este eje transversal. Hemos mantenido estas 21 y la idea es seguir con el proyecto”.
Vicente Pérez, quien puede denunciar los intentos de robo, es parte de este plan que incluye registro, capacitación y trabajo conjunto con la Policía.
Como él, Carpio Zambrano (sí, Carpio es su nombre), de 57 años, y Manuel Cabrera, de 50, comparten el cuidado de automotores a lo largo de las calles Clemente Ballén y García Avilés.
Carpio cuida vehículos desde hace 8 años, pero trabaja hace 20 en el sector. Antes era conserje en uno de los edificios, pero los vecinos que lo conocen empezaron a darle agua para poder lavar los carros y ganar un poco más de dinero.
Desde entonces, afirma que no ha tenido mayores inconvenientes con las personas que han pretendido tomar su lugar de trabajo, por lo que, según él, labora con tranquilidad.
No ha ocurrido igual con Freddy Villavicencio, de 50 años, que desempeña el mismo trabajo hace casi un lustro en la calle Chile y Luque, y ha tenido enfrentamientos con otras personas que se dedican a actividades similares.
“Hay una señora que viene con un cuchillo del mercado de las 4 manzanas. Nosotros hemos tenido que sacarla a palos, porque nos vemos obligados a defendernos. Ella quiso adueñarse del lugar”, se queja Silvia Luna, de 33 años de edad, esposa de Villavicencio.
“Nosotros no cobramos un valor fijo por el cuidado de los carros. A veces, cuando permanecen todo el día, nos dan $ 1,50 o $ 2, pero también hay personas que nos tratan mal, nos insultan o nos tildan de ladrones y nos pagan $ 0,05. ¿Así cómo se puede vivir, niña?”, pregunta Freddy.
Según relatan, hay casos de compañeros que a veces responden de forma inadecuada a varios clientes y por eso han tenido problemas.
Poveda afirma que la capacitación para un correcto manejo de este tipo de situaciones está contemplada dentro del proyecto “Vigilante Seguro”.
“Los que integrarán el proyecto deben reunir ciertas condiciones: les pedimos récord policial, les hacemos un seguimiento y pasan a un proceso de capacitación, que va orientado a autoprotección, primeros auxilios, servicio al cliente y charlas de la realidad social que se vive en las zonas en las que trabajan”.
El Jefe del Distrito 9 de Octubre sostuvo que este año el programa se encuentra avanzado en un 30%.
“En este momento estamos haciendo observación, recolectamos información de los vigilantes, determinando los barrios o las cuadras en las que podemos implantar el proyecto, de acuerdo con las necesidades, porque hay unas que requieren más atención que otras”.
El mes siguiente -informa- arrancará la selección de vigilantes y el tema de la capacitación.
El uniformado indica -además- que el plan aspira a cubrir 52 cuadras en cada distrito: “En toda la ciudad habrá aproximadamente 500 vigilantes seguros en la urbe”. El arranque de la fase total del proyecto está previsto para diciembre.
En agosto del año pasado fueron censados 270 guardias informales de la ciudad. Esta gestión se realizó porque -según un análisis realizado por la Gobernación del Guayas- en el primer semestre de 2010 ocurrieron 953 sustracciones y 839 en lo que va de 2011.
Bernardo Ovalle, quien entonces estaba encargado del programa de censos del Observatorio de Seguridad Ciudadana (OSC), señala que confía en esta estrategia para combatir el robo de autos en la urbe.