Ankara amaneció ayer con nieve. La temperatura fluctuaba entre los cero y cinco grados. Y al caer la tarde, la nevada se acentuó. La temperatura bajó a cero paulatinamente. Los autos se cubrieron de blanco, las calles se congestionaron en la capital turca. La caravana presidencial, una hilera larga de vehículos, encabezados por la limusina que transportó durante la visita a Rafael Correa, esquivó el pesado tráfico y así el mandatario ecuatoriano pudo cumplir su agenda puntual.
Al terminar la jornada había entusiasmo y la primera evaluación ya advertía de que los objetivos se habían cumplido. Rafael Correa reflejaba emoción. Varias veces repitió que Turquía es un país mágico. Ni el cansancio de las 30 horas entre Quito y Ankara impedía su satisfacción. Al contrario, revelaba ganas de hacerlo todo, acelerar el trabajo y cumplir con la agenda planificada.
Por eso ayer empezó desde temprano su jornada, con entrevistas a varios medios de prensa. A algunos de ellos alabó porque conocían bien su gestión y detalles de su personalidad. Inmediatamente asistió al mausoleo de Mustafa Kemal Atatürk, el estadista y fundador de la moderna República de Turquía. Allí, recorrió unos 800 metros hasta depositar una ofrenda floral, en medio de un riguroso rito casi militar. Pues para los turcos, Atatürk, líder del Movimiento Nacional Turco, es su gran transformador. Y así lo destacó Correa en sus discursos y agradecimientos en cada acto ante los angorenses.
Luego vino lo de fondo: el encuentro con el presidente Abdullah Gül, que duró cerca de tres horas, entre la reunión formal y un almuerzo privado que sostuvieron en la mansión presidencial, un complejo enorme, donde la nieve cubría parte de los jardines y la seguridad no dejaba ingresar con celulares a nadie. Tras dos horas de conversación del más alto nivel, los dos mandatarios salieron a un moderno salón de conferencias a presenciar la firma de los cuatro acuerdos, suscritos por los cancilleres de ambas naciones y luego a hablar con la prensa.
En lo fundamental Correa destacó una frase que repitió dos veces: “No podemos mercantilizar las relaciones”. Lo dijo para aclarar que lo más importante es la relación política y que con esta visita eso ha sido muy significativo. Por cierto fue frontal con el tema sirio: “Toda solución debe ser respetando la soberanía y autodeterminación y mejor si es pacífica y democrática”. También se refirió sobre la Cumbre de las Américas, a la que no aseguró que iría, pero tampoco dijo que no, como sí desinformó la agencia EFE y enseguida se regó esa mala interpretación de su declaración.
En su alocución fue expresivo para destacar las bondades de Ecuador, invitó al mandatario turco a visitar el país y a los ciudadanos en general a hacer turismo en una nación que “en tan pequeño espacio reúne todo lo que América Latina tiene”.
De su parte y ante la insistencia de un periodista turco, Gül dijo que su gobierno está interesado en la minería ecuatoriana y en la producción agrícola, además destacó el aporte económico al proyecto Yasuní-ITT (que ya son $ 100 mil y que, según Ivonne Baki, podría ser un poco más).
Luego del almuerzo privado, Correa fue recibido con ovaciones en la Universidad de Ankara. Ahí habló 35 minutos sobre Los procesos de cambio e integración en América Latina y sus implicaciones mundiales. Había llevado una conferencia escrita para leerla en telepronter, pero en unas diez ocasiones improvisó y acentuó sus tesis políticas desde la crítica a los economistas y a las teorías ortodoxas.
Inmediatamente después develizó el monumento a Eloy Alfaro en el campus universitario, con la presencia de algunos estudiantes turcos, interesados, la mayoría, en la cultura latinoamericana. Uno de ellos dijo a este Diario que veían a Correa como un gobernante distinto luego de la conferencia, pues sus ideas eran claras y sugerentes. Es más, reconoció que esperaba a una persona más adusta y formal, pero que se había sorprendido de verlo jovial, con buen humor y directo en sus respuestas.
Terminó su jornada y de toda la delegación con un encuentro con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, y la cena en su honor ofrecida por el presidente de Turquía, que se prolongó hasta cerca de la medianoche, cuando ya toda la ciudad se encontraba cubierta de nieve y la temperatura había descendido a los cinco grados bajo cero. Hoy Correa tendrá una agenda de actividades en Estambul, donde se reunirá con empresarios.