Los datos de la Superintendencia de Bancos reflejan un crecimiento del crédito de consumo en el país, cuyo saldo en la cartera llegó a USD 5 009 millones en el 2011 y en el 2007 fue de USD 2 260 millones.
La gerenta del Banco Central, Ruth Arregui, en entrevista con LíDERES, mostró su preocupación por la evolución de los niveles de consumo. ¿Cuál es su lectura sobre esta realidad?
El consumo es un rubro que crece año tras año. Y se ve más acentuado a partir del aumento en el precio del petróleo, como reflejo de una mayor liquidez en el Estado y un incremento en el gasto público. Esto ha impactado en la capacidad de compra y se refleja en la economía. Además, este país es principalmente comercial, no es industrial; si bien hay una buena industria, aún es relativamente pequeña frente a otros países. Al ser el comercio un componente importante en el PIB, es lógico que el consumo ligado al precio del petróleo va a seguir incrementándose.
El saldo de la cartera de crédito de consumo, entre el 2007 y el 2011, creció en más del 120%. ¿Eso demuestra un excesivo consumo en el país?
No, porque hay algo importante de entender. Si vemos que, por ejemplo, la banca busca maneras más eficientes para tener rentabilidad, ¿producto de qué?, las tasas de interés han bajado y hoy están controladas e incluso las comisiones. El escenario que hay es uno con mayor liquidez en el sistema financiero. Si se ve la liquidez en la banca, con índices fuertes y sanos, hay que canalizarla y lo natural es a través del crédito y donde más se ha dinamizado es el consumo. La demanda está dada por la capacidad de pago que tiene la gente y por sus niveles de ingresos. Hay más empleados y salarios más altos. Es lógico que si hay más personas con más ingresos van a consumir más; y también podrían ahorrar más, pero eso también se ve en los depósitos, tanto en ahorros y en plazo fijo.
Si el PIB de consumo de hogares supera los USD 40 000 millones y hay 2,2 millones de tarjetas de crédito emitidas, hay espacio para crecer. ¿Es posible fijar un techo para las tarjetas?
Es difícil proyectar ese número, pero es crucial diferenciar entre ser medios de pago y ser tarjeta de crédito. Si el PIB de hogares estaba en USD 42 000 millones, las tarjetas participan en USD 7 000 millones, ¿cuánto de esos recursos pueden canalizarse a través de una tarjeta? Ahí depende de la estrategia de la institución: si alguien la sustenta con base en el consumo, buscará su negocio en el financiamiento de artículos importados, etc. y en ese ámbito puede haber un nivel de riesgo alto. Lo otro es reemplazar (con la tarjeta) al efectivo y ahí el mundo es más amplio. Ahí es donde el débito está teniendo más protagonismo.
No obstante, más entidades financieras ingresan al segmento de las tarjetas de crédito…
Nosotros somos una firma especializada en el negocio de tarjetas y no puedo hablar de todo el sistema. Es lógico que este ha encontrado en las tarjetas una nueva fuente de ingresos. Y, ¿por qué?, porque es un mercado que crece, por la liquidez, el petróleo, el gasto público, las remesas…, y hay más capacidad de pago. Si hay bancos universales que tienen la posibilidad de tener varios segmentos de clientes, han visto en las tarjetas una opción de hacer negocio. Lo importante de este negocio es el modelo crediticio y el modelo de riesgos, y ahí se marca la diferencia.
¿Por qué?
En épocas de bonanza es muy fácil generar negocio, porque todo crece. Pero la eficiencia se mide en épocas de crisis; en el 2009 influyó la crisis mundial. En esos momentos es cuando se prueba si los modelos crediticios o los de riesgos que se tienen implementados funcionan. En nuestro caso, lo vemos como un negocio, pero debemos ser muy cautos.
¿Una mayor participación de actores en la emisión de tarjetas pudieran empujar al sobreendeudamiento y hacer vulnerable al consumo?
Definitivamente sí y por eso insisto que eso depende del modelo de negocio. Es indudable que ese crecimiento existe y no podemos negarlo; y que puede haber un nivel de riesgo alto, sí. Y el día de mañana si tenemos un escenario de iliquidez o crisis, en donde el Estado no tenga los niveles actuales de recursos, bajen los ingresos y aumente el desempleo, quienes estaban endeudados van a tener problemas de pago.
¿Cómo se ve el escenario para el 2012?
Lo vemos similar al 2011 y al 2010. No vemos una situación que pueda afectar a la economía ni al consumo, como para decir que estamos en una situación de crisis. Está creciendo (el consumo), a un ritmo más alto de lo que hemos visto históricamente, sí, y por eso hay que ser cautos; pero de ahí, a decir que no hay que estar en el negocio, es ir al extremo.
La estrategia de ofrecimiento ‘agresivo’ de tarjetas al cliente, ¿cómo debe ser procesada?
Hoy, la estadística dice que una persona tiene un promedio de dos a tres tarjetas de crédito, no solo en el país sino en otras economías. La institución que quiere entrar al mercado y ofrecer un cuarto o quinto plástico debe segmentar adecuadamente al cliente y no ofrecerla abiertamente a todos y por eso es importante los modelos crediticios. El sobreendeudamiento se da cuando al cliente se le satura de crédito. Ahora, hay otras estrategias en las que se busca fidelizar al cliente y ahí se logra la consolidación de esa relación con la tarjeta y no necesariamente con darle otra.