España aceptó la nueva meta de déficit de 5,3% del PIB para 2012, luego de que la zona euro flexibilizara el objetivo para ese país en este año a condición de que el Gobierno español llegue a un déficit de 3% en 2013, medida que fue nuevamente cuestionada por los principales sindicatos del país ibérico.
“España está absolutamente comprometida con el ajuste presupuestario, con las reformas estructurales y desde ese punto de vista evidentemente esa recomendación va a ser aceptada por el Gobierno español”, expresó el ministro de Finanzas español, Luis De Guindos, al llegar a una reunión con sus homólogos de la Unión Europea (UE) en Bruselas.
El ministro respondía así al pedido a España de sus socios de la Eurozona de alcanzar un déficit del 5,3% de su PIB, flexibilizando ampliamente la meta de 4,4% acordada con Madrid un año atrás, pero solicitando un esfuerzo mayor que el 5,8% planteado recientemente por el Gobierno español.
Así, el régimen del conservador Mariano Rajoy se encuentra ante el dilema de más austeridad, que le exige Bruselas para cumplir el déficit del 3% del PIB para el próximo año, y un descontento social creciente ante el deterioro del mercado de trabajo.
La foto del presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ahogando en broma al ministro de Economía español, Luis de Guindos, se convirtió ayer en portada de todos los periódicos españoles, en una metáfora de la asfixia que amenaza a España.
Y es que esa diferencia de cinco décimas implica que Madrid deberá emprender recortes en torno a los 35.000 millones de euros en diez meses, 5.000 millones de euros más de lo que preveía Rajoy, en medio de una recesión, un desempleo que supera a cinco millones de personas (23% de la población activa) y un creciente malestar social.
De Guindos aún no precisó dónde se harán los recortes adicionales necesarios para alcanzar la meta. “Hoy se discute en el Parlamento lo que es el techo máximo de gasto y a partir de ahí se podrá incluir”, dijo. Diez días atrás, Rajoy tomó por sorpresa a la Comisión Europea (CE) al anunciar al final de una cumbre europea en Bruselas, que el objetivo de déficit para España para este año sería de 5,8% en lugar del 4,4% prometido por el gobierno socialista anterior.
España argumentó que la meta de déficit del 4,4% fue pactada un año atrás en un contexto diferente. En aquel entonces se preveía un crecimiento de 2,3% para el país en 2012 y se pronosticaba cerrar 2011 con un déficit de 6%. Sin embargo, la CE pronosticó una recesión para la economía española este año de 1% y Rajoy anunció poco después de asumir el mando que el país cerró 2011 con un déficit de 8,5%.
En este contexto, España dispone de un margen de maniobra estrecho, confrontada a un malestar social creciente que se plasmará en la calle el 29 de marzo con ocasión de la huelga general convocada por los principales sindicatos españoles: la Unión General de Trabajadores (UGT) y la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO).
La CCOO, uno de los principales sindicatos españoles, cuestiona en su página web la decisión de la reunión del Eurogrupo de establecer que el déficit público español se reduzca, en 2012, al 5,3%, en lugar de al 5,8% como pretendía el Gobierno español.
“Es una nueva muestra del empecinamiento de los responsables de las instituciones políticas europeas en una política evidentemente fracasada en sus objetivos económicos y que está produciendo efectos devastadores en el empleo y en los niveles de pobreza y cohesión social de España y otros muchos países de la Unión Europea”, reza en un comunicado de la confederación dirigida por Ignacio Fernández Toxo.
El sindicato asegura que si el objetivo de déficit del 5,8% que había fijado Mariano Rajoy, cuyo cumplimiento exigía un ajuste presupuestario de 30.000 millones de euros, ya iba a producir que la recesión se agudizara y se llegara a los seis millones de parados, esta nueva vuelta de tuerca que se han impuesto desde el Eurogrupo, la Comisión y el BCE aumentará aún más dichos efectos negativos.
Sin embargo, el ministro De Guindos aseguró ayer que el nuevo objetivo de déficit para este año, del 5,3% del PIB, no tendrá un impacto negativo sobre crecimiento económico, el empleo o el cuadro macroeconómico. “Un recorte del orden del 0,5% adicional no creo que tenga ningún impacto en absoluto significativo ni sobre el crecimiento económico, ni sobre el empleo ni sobre el cuadro macroeconómico”, dijo.