Samir Amin (Egipto), actual presidente del Foro Mundial de Alternativas, expuso junto al titular de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), Fander Falconí, y Paúl Quintos (Filipinas), en el simposio ‘La crisis internacional: una visión desde el Sur’, en el marco del Foro Sur-Sur, organizado por el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN).
Amin, considerado uno de los pensadores contemporáneos más influyentes en el contexto mundial por sus investigaciones sobre la crisis del capitalismo, expuso un mensaje sobre las necesidades del sur y las alternativas de movilización de sus pobladores, para que los países de esa región puedan responder a la coyuntura económica.
“Los impactos sobre la sustentabilidad ambiental y sobre la población, en especial del sur, han vuelto obsoleto al capitalismo”, aclaró. Por ello apela, dijo Amin, a las estrategias de violencia y el cuento de la democracia, para controlar los recursos económicos, mediante la tecnología, propiedad intelectual e industrial, medios de producción, medios de comunicación.
El filósofo explicó que entre las décadas de los 70 y 80 se produjo un proceso de centralización del capital. “No podemos entender la crisis actual sin un buen análisis del capitalismo”, indicó.
Para él, la centralización creó condiciones para un control completo de actividades económicas, algo que llamó como monopolio centralizado del capital.
Paúl Quintos, quien es miembro de la Fundación IBON, que promueve políticas alternativas para la economía mundial, remarcó la estrategia de la violencia para el control de los mercados, expuesta también por Amin, como salida del capitalismo ante su “quiebra neoliberal”. Planteó entonces la necesidad de buscar nuevos paradigmas para el desarrollo humano.
Falconí destacó que “nunca antes las economías ricas del norte han tenido tanta dependencia de las del sur. La Unión Europea importa cuatro veces más toneladas de las que exporta, mientras que América Latina exporta seis veces más toneladas de las que importa”.
Esto genera un “intercambio ecológicamete desigual” para América Latina, por el agotamiento de sus recursos naturales, que provocan los consiguientes conflictos sociales y ambientales.
Frente a ello visualiza una “ruptura civilizatoria” que está viviendo el mundo con la crisis del capitalismo. El funcionario categorizó como el “surdesarrollo” a las respuestas prácticas que América Latina ha dado a la crisis: los nuevos paradigmas conceptuales como el Buen Vivir, que superan la noción caduca del desarrollo; la integración regional donde confluyen políticas distributivas y de acumulación, la construcción de una nueva arquitectura financiera regional y el Banco del Sur, entre otras.
Todos los panelistas coincidieron de una u otra forma en que el diálogo y la deliberación entre Estados y pueblos, y la articulación regional y continental, son los retos ante la crisis.