Al menos 36 personas perdieron la vida y otras 139 resultaron heridas en una serie de ataques perpetrados en Bagdad y otras localidades de Irak, según informaron las fuerzas de seguridad.
Los atentados fueron efectuados mediante artefactos explosivos escondidos al borde de la calzada, coches bombas y ataques por hombres armados. Tuvieron como objetivo al menos cinco zonas diferentes de la capital iraquí y varias ciudades en las provincias de Salahedín (norte) y Diyala (centro).
En Bagdad, se produjo el estallido de cinco coches bomba, uno de ellos conducido por un kamikaze, dos ataque de hombres armados contra un puesto de control de la policía y al menos 6 bombas. Los ataques tuvieron como objetivo en particular los barrios de Karrada, Dora, Kazimiya y Mansur, según fuentes oficiales.
El balance en la capital es de al menos 22 muertos y 69 heridos.
En la provincia de Salahedín (centro), hubo 8 muertos y 56 heridos. Dos coches bomba estallaron en las ciudades de Baiji y Duyail.
Informes de varias fuentes locales aseguraron que otros bombazos se hicieron sentir en las provincias de Salah El-Din, Diyala y Kirkuk, principalmente contra objetivos chiitas, lo que indujo a pensar que la violencia obedeció a las tensiones políticas entre grupos sectarios.
Se trata de la más sangrienta serie de atentados desde el 14 de enero, cuando un ataque suicida contra peregrinos chiítas había dejado al menos 53 muertos cerca de Basora (sur).
El Ministerio de Interior iraquí acusó a Al Qaeda y a los grupos armados vinculados a esa organización terrorista de estar detrás de los ataques de hoy.
En un comunicado, el Gobierno apuntó que los grupos terroristas «están haciendo grandes esfuerzos para dar la impresión de que la situación de seguridad en Irak no es estable» e intentan demostrar a los seguidores de Al Qaeda que todavía actúan en territorio iraquí.
Además, el Ejecutivo argumentó que Al Qaeda tenía interés en atentar en Bagdad después de que «sus últimos ataques hayan fracasado en cuanto a la obtención de sus objetivos políticos y mediáticos».
El 29 de marzo próximo, Irak será sede de la próxima cumbre árabe, la primera después de la ola revolucionaria que conmocionó la región y que sigue ensangrentando a Siria, marcando así su retorno a la escena árabe.