Varios barrios de Damasco y de Alepo, segunda ciudad del país, realizaron ayer manifestaciones inéditas, uniéndose a las miles de personas que volvieron a pedir la caída del régimen, que seguía encarnizándose con la ciudad de Homs, mientras que el gobierno de Bashar al Asad rechazaba la resolución de la Asamblea de la ONU que condenó la represión en el país árabe.
Siria cuestionó el acuerdo simbólico aprobado por 137 países al considerarlo parcializado y carecer de credibilidad. Rusia, China y los miembros del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), liderados por Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador se manifestaron en contra de la resolución.
El texto, cuyo contenido no es vinculante, responsabiliza solo al gobierno sirio por la crisis en este país y sus consecuencias, al tiempo que apoya un plan de la Liga árabe sobre el conflicto, el cual contempla el derrocamiento de su actual administración.
“Esta resolución representa una amenaza a la credibilidad de la Asamblea General al tratar importantes asuntos respecto a la soberanía de los Estados miembros”, alertó el embajador sirio ante la ONU, Bashar al-Jafari, según citan los medios de prensa nacionales.
El diplomático impugnó que quienes la elaboraron rechazaron incluir cualquier enmienda negociable, incluido un llamado a que la oposición se distancie de las bandas armadas.
Mientras tanto, al grito de “¡Fuera!”, dirigido al presidente Bashar al Asad, los manifestantes volvieron a desafiar la represión del régimen, que según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), el balance de ayer de la resistencia popular fue de 26 civiles muertos.
Relativamente poco afectada hasta ahora por la revuelta, la ciudad de Alepo (norte) registró movilizaciones en al menos 12 de sus barrios, así como en el resto de esa provincia. “Libertad para todos, la quieras o no Bashar”, gritaron los habitantes de la localidad de Kallassa.
“No cederemos ante los carros ni ante los cañones” y “nosotros tenemos el pueblo, ellos tienen el ejército”, gritaron los opositores en Idleb, provincia del noroeste del país que vivió masivas protestas, al igual que en la provincia de Deraa (sur), donde una persona falleció por disparos.
Los opositores convocaron las manifestaciones alegando el inicio de una nueva etapa de su movimiento frente a la represión que ha provocado varios miles de muertos desde el inicio de la revuelta a mediados de marzo de 2011.
Trece de los 26 civiles muertos fallecieron ayer en el barrio de Baba Amr, en Homs, donde las acciones militares gubernamentales se intensificaron.