Para los integrantes de Alfaro Vive Carajo (AVC), la autenticidad de las espadas de Eloy Alfaro y Pedro J. Montero, que se entregaron el sábado pasado al presidente Rafael Correa, en Montecristi, no está en duda. El pronunciamiento es una respuesta a las declaraciones de Juan Cuvi, integrante de la extinta agrupación, quien señaló que tras la entrega sería necesario certificar la autenticidad de los sables que se los dio como desaparecidos, tras su robo, ocurrido el 11 de agosto de 1983, en el Museo Municipal de Guayaquil.
édgar Frías, quien estuvo en el operativo que llaman de rescate de los símbolos históricos en ese año, certificó que esas piezas son las que se tomaron del Museo de Guayaquil. Dijo que no se prestarán a “sainetes de esas características”.
Precisó que a ellos no les compete hablar ya de eso, sino, más bien, al Ministerio de Patrimonio, el cual realizará un proceso de intervención y ya levantó una ficha de detalle de los objetos, en donde se especifican el tamaño, características y concordancia con la época. Las espadas fueron un obsequio de la corona española a Alfaro.
Para Jimmy Herrera, otro de los ex integrantes del grupo, más allá de investigar sobre la autenticidad de las armas, más bien sería necesario indagar, a profundidad, todo el transitar de las espadas. “Es algo que le debemos a la memoria del país y a estas luchas, y no se debe utilizar como crónica roja, sino como relatos de memoria”, indicó.
Ayer un grupo de más de 25 integrantes de la agrupación firmó una proclama, en la que se respalda la decisión de los custodios de entregar las espadas al presidente Correa. En el documento señalan que la “entrega implica continuidad y reclama radicalización”.
Argumentaron que mientras las espadas estuvieron con ellos, “con su fuerza y ese aliento, que quienes las tuvimos y veneramos sabemos que tienen, influyeron y determinaron la coherencia entre un decir y un hacer muy claros, nuestra honestidad en las relaciones políticas, nuestra lealtad con el pueblo al que convocamos a levantarse a derrocar al tirano Febres-Cordero”.
Pero al mismo tiempo, otro grupo que se opone a la entrega y que quería renunciar a algunos cargos públicos, algo que nunca ocurrió, se reunió con la secretaria de Pueblos, Mireya Cárdenas.
Marco Troya, también ex integrante de Alfaro Vive, señaló que se debatieron cuáles son los ejes de profundización del cambio, y cómo van a aportar al Gobierno. “No buscamos renacer, sino contribuir con el proceso actual”, enfatizó.
Para él, la entrega de las espadas marca un nuevo ciclo de los AVC: “Es una reivindicación de la lucha que empezamos hace muchos años atrás y contribuir al cambio que vive ahora el país”.
Por ello justifica el hecho de que varios integrantes del proceso ahora ocupen cargos públicos. Precisó que, en 15 días, los líderes de la agrupación se reunirán en asambleas, tanto en Quito como en Guayaquil.
Frías explicó que esos encuentros se realizarán el 14 de febrero, día en que se fundó AVC, en una convención, en 1983, en Tonsupa (Esmeraldas).