La lluvia que se extendió desde la madrugada hasta horas de la mañana en diferentes sectores de la ciudad, afectó a varias zonas residenciales en las que sus moradores sufrieron los estragos del aguacero.
Calles inundadas, retrasos en el inicio de algunas actividades laborales y congestionamiento en las avenidas principales de la urbe fueron algunas de las consecuencias de la lluvia.
La mañana de este martes pudo verse que varios residentes de urbanizaciones como Urdesa y Los Ceibos acudían a realizar las compras de pan y vegetales portando paraguas e impermeables, para evitar mojarse con la llovizna que aún se mantenía en estas ciudadelas.
Mercedes Escandón es moradora de La Prosperina, pero fue hasta Los Ceibos a una reunión en casa de un amigo. “Por acá no se ven mayores complicaciones, pero en la zona en la que vivo se complica todo, hasta coger el carro, porque todo se llena de agua”, afirma.
Sin embargo, en Los Ceibos varios negocios y tiendas pequeñas se vieron afectados por la lluvia; es el caso de una de las farmacias, que también brinda el servicio de entregas a domicilio a sus clientes.
“Cuando llueve, nuestro servicio de entrega a domicilio es más solicitado, porque la gente no quiere salir de sus casas por temor a mojarse. Acá la farmacia está vacía, porque nadie viene”, explica María Mercedes Mendoza, una de las vendedoras del local.
Laura Prieto, una madre de familia del sector, acudía apurada a dejar a su pequeña Luciana, de 7 años, a uno de los talleres vacacionales que realiza el comité Los Ceibos durante estos meses.
“Nos levantamos tarde y por la lluvia recién estamos trayendo a la niña a su clase”, explica.
Al respecto, María Herrera, una de las conductoras de los expresos escolares que prestan el servicio a los niños que acuden a estos vacacionales, indica que todo se retrasó por culpa del aguacero.
“Había muchísimo tráfico, especialmente en avenidas del norte como la Francisco de Orellana, por eso debía circular con precaución, porque de mañana la lluvia estuvo muy fuerte, eso hizo que nos retrasáramos en recoger a los chicos”, sostuvo.
En Urdesa varios puestos de comida también se vieron un poco perjudicados por las lluvias, aunque eso no impidió que abran a la hora de siempre.
Es el caso de Blanca Mermello, quien tiene un kiosco de venta de jugos, tostadas y tortillas de verde.
“La lluvia afecta al negocio, pero igual salimos a atender, porque de todos modos sí se vende”, explica la mujer.
Verónica de Molestina también vende desayunos, bolones y ensaladas de fruta.
“No dejamos de abrir ni de vender, pero estas lluvias sí lo retrasan todo. Al llegar nos dimos cuenta que el agua se había metido al puesto y tuvimos que destinar media mañana a limpiar todo”, indica.
En varias calles de zonas residenciales del norte, como Alborada, El Cóndor y Garzota podía verse personas limpiando los portales de sus casas con mangueras y escobas.
“Aquí en El Cóndor siempre se inunda un poco, porque el terreno es como hundido, entonces se llena de agua con lodo”, dice José Campoverde, morador de esa ciudadela del norte.
En otras zonas como la ciudadela Kennedy y aledañas a los bloques de Las Acacias, en el sur de la ciudad, podían verse acumulaciones de agua en varias aceras o esquinas, así como baches en varios tramos, lo que causaba molestia tanto a los peatones como a los conductores que circulaban por estos sectores.