Germania Navarrete, de 45 años, es usuaria frecuente del servicio de transporte público Metrovía, que -al igual que otras personas que utilizan diariamente este medio para transportarse a sus diferentes destinos- desconoce la modificación que rige en los vehículos articulados al momento de ingresar a las unidades.
Desde el pasado sábado, el área de Operaciones de la Fundación Metrovía dispuso que la primera puerta del automotor sea el lugar por donde ingresen las mujeres, embarazadas y personas de la tercera edad. Las dos puertas restantes serán utilizadas para el ingreso de los hombres.
El presidente de la Fundación Metrovía, Federico von Buchwald, sostuvo que esta medida obedece a dos factores principales que tienen que ver con la seguridad de los usuarios y que están orientados a brindar un mejor servicio en general.
“Hemos dispuesto que las mujeres ingresen por una única puerta para evitar que se sientan intimidadas. Se trata de una situación muy subjetiva cuando alguien se siente vejado o acosado, entonces con esto esperamos que esta incomodidad se termine para las damas”, sostuvo el funcionario.
Según dijo, la Fundación Metrovía iniciará una campaña publicitaria para dar una mayor difusión a este cambio. Sin embargo, indicó que de momento los guardias de las diferentes estaciones son los encargados de cuidar que esta reglamentación se cumpla.
Elver Zambrano, de 25 años, es uno de los guardias de la estación IESS, ubicada frente a la Caja del Seguro en el centro de la ciudad, una parada que tiene mucho movimiento pues allí convergen los usuarios de los articulados de Metrobastión y de la troncal que conecta la terminal Río Daule, en el norte, con la Terminal El Guasmo, en el sur de la ciudad.
“Hasta el momento se está acatando con normalidad la disposición. Mis compañeros y yo nos fijamos en las filas y cuando hay hombres en la fila de mujeres los invitamos a pasarse al lado que les corresponde, pero nunca falta alguno que no quiere y que se porta mal con los guardias”, explica Zambrano.
Xavier Aguirre, supervisor de la Terminal El Guasmo, sostuvo que pese a la resistencia de algunos usuarios, la medida se está acatando en un 70%.
“Algunos nos dicen que como ellos pagaron su pasaje pueden entrar y sentarse donde les dé la gana”, relata.
Sin embargo, las mujeres que ya conocen la medida se muestran a favor del cambio, como Beatriz Bustos, una universitaria de 20 años. Para ella, se trata de un cambio positivo.
“Es mejor así, porque creo que brindan un mejor servicio. Más que nada, creo que nos sentiremos más seguras”, indica esta moradora de una urbanización del sur de la ciudad.
Algunos varones también se muestran a favor de la medida, como Christian Santander, de 22 años. “Es mejor para las mujeres porque talvez se evitan peligros y además hay más orden ”, afirmó.
Así también, las autoridades de la Fundación Metrovía aspiran a que esta nueva medida contribuya a evitar diferentes robos dentro de las unidades.