Gladys Merchán Merchán, ex secretaria de la Vicepresidencia de la República, una de las mayores implicadas en la entrega de cheques provenientes de los gatos reservados del Estado, mantuvo una relación contractual con diario El Universo, al mismo tiempo que desempeñaba su cargo en el Ejecutivo.
Diario El Telégrafo accedió a su historia laboral en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). En el documento se constata que la Compañía Anónima El Universo y la Vicepresidencia de la República realizaron aportaciones simultáneas desde octubre de 1992 hasta septiembre de 1995.
En el caso del rotativo mantuvo estos pagos hasta octubre de 1995, fecha en la que Alberto Dahik dejó el país una vez que se iniciaron las indagaciones por la utilización dolosa de fondos reservados por un monto cercano a los 19.580’500.009 sucres que beneficiaron a 287 personas naturales y jurídicas.
Las investigaciones que llevó adelante la Corte Suprema de Justicia (CSJ), al mando de Carlos Solórzano Constantine en 1995, determinaron que Gladys Merchán y el otro secretario de la Vicepresidencia de la República, Juan Mario Crespo Burgos, abrieron cuentas bancarias particulares desde las que giraban los cheques hacia distintos beneficiarios, entre ellos los diarios El Universo y El Comercio.
Ambos medios recibieron 6’480.000 y 7’500.000 sucres, respectivamente, desde las cuentas privadas de la Vicepresidencia de la República, justamente las que estaban a nombre de la secretaria particular de Alberto Dahik.
El vínculo de Merchán con el medio de comunicación viene desde muchos años antes del inicio de los pagos simultáneos con la Vicepresidencia. Según los registros del IEES, la secretaria mantuvo una relación contractual con el medio de comunicación desde mayo de 1990.
Ella se desempeñó por varios años como secretaria personal de Carlos Pérez Perasso, director de diario El Universo.
Este vínculo fue denunciado por el articulista de Diario El Telégrafo, en 1995, Henry Raad, quien el 31 de agosto de ese año publicó un editorial en el que ponía al descubierto el doble sueldo que percibía como consecuencia de los acercamientos políticos que mantuvo el vicepresidente Alberto Dahik con los medios de comunicación, sobre todo con El Universo, en una nueva era de “lobbying político” que se aplicaría en Ecuador tomando como ejemplo la forma de amarrar intereses en los Estados Unidos, país en donde el cabildeo entre las empresas privadas con senadores y diputados constituye una práctica aceptada y abiertamente practicada, sin que la ética implique problema alguno.
Un pasado más obscuro
Pero los documentos del Seguro Social revelan un nexo aún más antiguo entre los vinculados en este caso. La secretaria laboró en la empresa Matricsa, de propiedad de Pérez Perasso, entre marzo de 1980 y noviembre de 1982.
Esta empresa está acusada de haber perjudicado al Estado ecuatoriano por más de 7.000 millones de sucres (100 millones de dólares).
El 3 de mayo de 2011, Diario El Telégrafo publicó los resultados de una investigación en la que se reflejaba que, en la construcción de la Terminal Terrestre de Guayaquil -que estuvo a cargo de la empresa japonesa Fujita- se produjo un enorme perjuicio al Gobierno Constitucional de ese entonces.
Para la edificación de la obra, Fujita subcontrató a la empresa Matricsa (cuyos principales accionistas fueron Alberto y Eduardo Dahik, Miguel Garzozi y Roberto Falconí) para que se les proporcione materiales como vigas y losetas para la construcción de la terminal.
Según las denuncias, la empresa japonesa elaboró de mala manera los planos; las vigas y losetas que fueron suministradas por Matricsa se desgranaron con el tiempo y no soportaron el peso de la estructura.
Pero la investigación reflejó que Matricsa a su vez tenía como suscriptor y mayor accionista a la empresa Inamasa, de propiedad de Carlos Pérez Perasso y sus hijos María Teresa, Rosa, Priscila, Carlos y César, estos dos últimos, actuales directivos de diario El Universo.