A propósito de los cinco años del gobierno del presidente ecuatoriano Rafael Correa, el secretario del movimiento gobiernista Alianza PAIS conversó con la Agencia Andes para exponer su opinión de la situación actual del movimiento y su proyección futura.
-¿Se ha pensado que Alianza PAIS (AP) se convierta en partido político?
-Que Alianza PAIS sea un partido político es, por ahora, imposible. Por lo menos es mi opinión y de la de algunos dirigentes, no creo que esa sea una opción. Además, ¿cuál sería el sentido de que sea partido?
-¿Se lanzará Rafael Correa a la reelección?
-Depende de dos factores mencioandos ya por Rafael: la decisión familiar y la de AP. Evidentemente, Correa es la mejor carta de presentación que tiene Alianza PAIS. Pero dependerá de esa situación familiar y de la Convención Nacional de AP, esta última en el tema de la nominación. Es mi anhelo que el presidente continúe, porque creo que este proceso revolucionario merece que un compañero como Rafael Correa siga liderándonos.
-El presidente Correa ha planteando cosas claras a nivel internacional. Las encuestas lo ponen en lo más alto del Ecuador y de América Latina. ¿Sería injusto que él diga ‘no voy por la reelección’?
-Sería humano, pero esperemos que no suceda. Sería muy humano porque sabemos cuánto puede afectar a una relación familiar estas 18 horas de trabajo diarias con conflicto, traición, ingratitudes, etc. Creo que sería una pena inmensa para el Ecuador, pero creo que, al mismo tiempo, Rafael sabe cuál es el nivel de compromiso que él tiene y lo ha asumido con certeza.
Con respecto a las encuestas y al trabajo internacional de Rafael Correa hay que decir que él no es un hombre que va a posar en las fotos. A eso nos acostumbraron, a la abulia, a ser estáticos, adormilados. Creo que Rafael impone en Latinoamérica no una presencia, sino impone una tendencia.
Luis Eduardo Aute, en el 2007, después de conocer a Rafael, me dijo: “estoy absolutamente seguro de que él va a ser el más grande líder de América Latina en el Siglo XXI”. Yo solo le dije, con esta humildad ecuatoriana: “muchas gracias”. La profecía se ha ido cumpliendo no para exaltar un orgullo individual sino esta capacidad de los pueblo de regenerarse para poner a un tipo de las características de Correa.
-Esas características de Rafael Correa han potenciado a una oposición de antiguos amigos suyos, como Gustavo Larrea y Alberto Acosta…
-No voy a hacer jamás epítetos ni adjetivos de aquellos compañeros que se fueron, la historia se encargará. Pero sí puedo hacer un juicio político. Creo que en la oposición nada une a Alberto Acosta, Gustavo Larrea, Pachakutik y MPD. Eso se romperá más temprano que tarde. Evidentemente, hay diferencias incluso estétiticas: no puedo poner a Alberto Acosta a lado de Lucio Gutiérrez, o a Gustavo Larrea junto a Galo Lara. Pero el análisis dialéctico de este proceso obliga a identificar este proceso como revolucionario, y a sus detractores como contrarrevolucionarios.
La oligarquía es el principal enemigo, cuyos tentáculos siguen a través de un sector de la prensa, que ha perdido su posibilidad de nombrar ministros, cambiar los ejercicios del poder. Hoy no tienen esta correlación de fuerzas a su favor. Antes, un editorial cambiaba la política.
-¿Lenin Moreno abandona este proceso?
-No, Lenin ha dicho que no correrá (participará) por la vicepresidencia. Pero dijo que él será el primer combatiente si es que Rafael Correa se lanza a la reelección, e incluso quiere ser jefe de campaña. El suyo es un problema de salud. No abandona el barco, eso no lo haría jamás.
-¿Hay algún proceso de formación de las bases de Alianza PAIS?
-Sin duda, hay todo un proceso a cargo de Fander Falconí. él ha venido trabajando en la formación política por más de un año. Eso es lo extraordinario: no piden puestos sino formación, y eso nos encanta por significa un compromiso con este proceso irreversible.
-¿Cómo ve el movimiento de aquí a 10 años?
-Solamente voy a decir lo que, con ironía, dice el presidente: “puedo conocer el mercado, pero no soy Walter Mercado”.
-¿Cuál es la aspiración?
-Un movimiento vanguardista, articulado, que nunca deje de pensar en la revolución.