Australia realizó un aporte de 500.000 dólares a la iniciativa Yasuní-ITT, que pretende dejar bajo suelo amazónico de Ecuador el 20 % de las reservas petroleras del país, informó el Gobierno ecuatoriano.
La Embajadora de Australia en Chile y concurrente en Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador, Virginia Greville, entregó la donación en un encuentro el miércoles en la Cancillería de Quito con la responsable del proyecto, Ivonne Baki.
Baki explicó que Australia se había comprometido el pasado 23 de septiembre a realizar la aportación.
Ecuador, a través de un fondo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quiere obtener 3.600 millones de dólares en doce años a cambio de no explotar la reserva Yasuní-ITT.
Baki manifestó que Ecuador ha recaudado por el momento 70 millones de dólares, principalmente, por el canje de la deuda externa con Italia, por 48 millones, así como de aportaciones de Chile, Perú, Colombia, España, el Gobierno regional belga de Valonia, además de diversas organizaciones privadas o sociales, como el movimiento ecológico ruso «Terra Viva».
«La reunión con Australia fue muy positiva», dijo Baki, quien detalló que este país se comprometió a cooperar en temas de investigación científica en las estaciones científicas que mantienen la universidades San Francisco de Quito y Pontificia Universidad Católica de Ecuador en el Yasuní.
En diciembre próximo vence el plazo puesto por Ecuador para la recaudación de al menos 100 millones de dólares para mantener la iniciativa Yasuní-Ishpingo Tambococha Tiputini (ITT).
Ese mes el presidente del país, Rafael Correa, hará una evaluación del proyecto, que podría significar una ampliación del plazo en caso de que haya «compromisos» concretos, según ha adelantado el mismo gobernante.
Correa ha indicado al mismo tiempo que si su Gobierno no consigue la compensación internacional pondrá en marcha el Plan B, que es la explotación de la zona con el mínimo impacto ambiental posible.
Se calcula que el Yasuní-ITT tiene reservas por más de 800 millones de barriles de crudo, cuya combustión, si se explotaran, emitiría 410 millones de toneladas de dióxido de carbono.