En agosto de 2007, de acuerdo a una investigación de este Diario, la asambleísta Nivea Vélez estuvo involucrada en un proceso legal en su contra por despido intempestivo de Alvarita Guayana y el no pago de los derechos laborales a quien trabajó para ella, en condición de empleada doméstica, durante cinco años.
La legisladora, quien paradójicamente pertenece a la Comisión de Derechos de los Trabajadores y Seguridad Social de la Asamblea Nacional, y aparece como defensora de los intereses laborales y de jubilación de la mujer con 25 años de aportaciones, empleó a una menor de edad (14 años) para que desempeñe labores domésticas en su domicilio, pagándole un sueldo de ochenta dólares mensuales netos, sin afiliarla al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, y sin el reconocimiento de los beneficios que la ley dispone, como vacaciones, décimos tercero y cuarto sueldos, horas extras, entre otros.
Luego de cinco años de trabajo (2002-2007) la asambleísta, sin que mediara explicación alguna, despidió a su servidora doméstica alegando que ya tenía otra persona. En este caso no hubo liquidación, razón por la cual Alvarita decidió iniciar un proceso legal en contra de su empleadora, que se tramitó en el Juzgado de Trabajo de Loja, avocando conocimiento el magistrado encargado, ángel Moncayo López.
Alvarita fue contratada por Nivea Vélez cuando atravesaba su adolescencia y tuvo que cambiar las muñecas por escobas y trastos que lavar, y sus días los pasaba jugando con las burbujas de jabón que se levantaban cuando fregaba los platos.
En 2003, la asambleísta aumentó a $ 20 el sueldo, y de $ 80 pasó a ganar $ 100, remuneración inalterable por cuatro años, en las mismas condiciones con las que inició sus labores; esto es, sin reconocimiento de sus derechos como trabajadora, realidad que distorsiona el discurso reivindicativo contenido en un proyecto de reforma legal a la Ley de Seguridad Social, con el objeto de facultar la jubilación de la mujer a los 25 años de servicio y sin límite de edad.
Los argumentos planteados en la Asamblea, inexplicables por el proceso legal que debió enfrentar, insistían en que la carga de agotamiento era mucho más en la mujer que en el hombre, por lo cual debería existir flexibilidad para su jubilación.
En una entrevista concedida a Ecuavisa, el 17 de octubre, pidió que se mire a la mujer como una persona que debe atender el trabajo doméstico, lo cual le implica una carga laboral más fuerte que la del hombre. Por ello resulta inexplicable que, de acuerdo a la demanda presentada por su ex doméstica, a quien le negó cinco años de afiliación al IESS, pues nunca le concedió este derecho, la haya echado a la calle sin liquidación.
El 5 de septiembre de 2007 se aceptó el trámite legal en contra de la asambleísta, con lo cual empezó el proceso judicial. Un mes más tarde se realizó la audiencia preliminar en la que Nivea Vélez acusó a su ex empleada de haber abandonado su lugar de trabajo, para no pagarle la indemnización de $ 8.000 que exigía por despido intempestivo, no afiliación al Seguro Social, asignación de fondos de reserva, vacaciones no gozadas, horas suplementarias y extraordinarias jamás canceladas con los recargos legales del 50% y 100%, inclusive sábados, domingos y días festivos. El proceso culminó, luego de un acuerdo entre las partes, el 15 de noviembre de 2007, tras la audiencia definitiva, y Alvarita recibió $ 1.000 por el trabajo y la juventud entregadas a Nivea Vélez.
Hace pocos días, la asambleísta, ahora convertida en abanderada del sector laboral, responsabilizó durante una entrevista en Teleamazonas al presidente Rafael Correa y al ministro de Relaciones Laborales, Richard Espinosa, por la compra de renuncias (no despido de trabajadores como hizo ella) y sostuvo que hace mucho tiempo buscaban herramientas, como la Ley de Servicio Público y la consulta popular, para respaldar la figura de la compra de renuncia obligatoria.
Este Diario le consultó ayer sobre el tema -se le indicó que, como medio de comunicación serio, era necesario tener su versión para contrastarla- pero se limitó a decir: “no creo que sea un tema de prensa… Saquen nomás lo que quieran. Lo que le voy a decir es que comenzó la persecución”.
Le consultamos de quién venía la supuesta persecución, pero no lo precisó, pero insistió en que “saquen nomás lo que quieran” y no quiso dar mayores explicaciones.