La OTAN confirmó este viernes que finalizará su misión en Libia el próximo lunes, a pesar de la petición del Consejo Nacional de Transición (CNT) para que la continuara.
El Consejo Atlántico, reunido a nivel de embajadores, reafirmó la decisión provisional tomada una semana antes de concluir la operación «Protector Unificado» el 31 de octubre, justo siete meses después de su inicio.
«Concluimos (la misión) de forma controlada y estudiada, porque nuestra tarea militar está cumplida», dijo el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, en un comunicado.
Hasta el próximo lunes, la organización seguirá vigilando la situación y estará lista para «responder a amenazas contra la población civil», añadió.
«Hemos cumplido totalmente el histórico mandato de Naciones Unidas para proteger el pueblo de Libia», afirmó Rasmussen, quien añadió que la operación ha sido «una de las más exitosas» en la historia de la organización.
La OTAN asumió el 31 de marzo pasado el mando de las operaciones que había iniciado días antes un grupo de países encabezado por Francia y el Reino Unido.
En estos siete meses, los aviones y helicópteros de los países de la Alianza han realizado un total de 26.323 salidas, de las que 9.658 fueron en misiones relacionadas con ataques a objetivos militares.
Además, los aviones de la OTAN vigilaron también el cumplimiento de la zona de exclusión aérea sobre el cielo libio, mientras que sus buques controlaron el embargo de armas a ese país.
Francia y el Reino Unido han liderado los ataques y, según fuentes aliadas, han destruido más del 40 % del total de objetivos, apoyados por otros países como Dinamarca y Noruega.
Estados Unidos, que encabezó el inicio de los bombardeos, decidió pasar a un segundo plano pronto, mientras que muchos otros aliados, caso de España, participaron con sus aviones pero limitando su intervención al mantenimiento de la zona de exclusión aérea decretada por la ONU.
Siempre alegando la protección de los civiles, los bombardeos de la OTAN se centraron en instalaciones militares y armas del régimen de Muamar al Gadafi (como centros de mando y comunicaciones, depósitos de armas, carros de combate, piezas de artillería o lanzaderas de misiles).
Esos ataques permitieron a las fuerzas rebeldes resistir primero la ofensiva gadafista contra las ciudades de Misrata y Bengasi, y posteriormente, durante el verano, romper la situación de bloqueo que el conflicto había alcanzado y progresar hacia la capital, Trípoli, que tomaron a finales de agosto.
Desde entonces, los ataques aliados se fueron reduciendo progresivamente y se limitaron a las zonas como Bani Walid o Sirte, últimos reductos de la resistencia gadafista.
En las últimas semanas, la Alianza ha venido indicando su intención de terminar la misión tan pronto como desapareciese la amenaza para los civiles.
El anuncio de la muerte de Gadafi, el pasado día 20, hizo que la OTAN anunciara sólo un día después su decisión provisional de poner fin a la misión el 31 de octubre, que sería confirmada tras consultas con el CNT libio y Naciones Unidas.
El Consejo de Seguridad de la ONU autorizó ayer el fin de la operación aérea de la Alianza Atlántica, al tiempo que levantó el embargo de armas y de activos que decretó hace meses contra el régimen de Gadafi.
Sin embargo, el presidente del CNT, Mustafa Abdulyalil, había pedido a la OTAN que continuase su operación en Libia hasta final de año.