En 1984-1985 un Mac salvó una empresa periodística local, pequeña, en la zona de El Bierzo. La capacidad de producir periódicos si no había detrás una compañía poderosa era un esfuerzo de titanes y un pequeño semanario, ‘Bierzo 7’, zozobraba a pesar de los esfuerzos de un pequeño grupo de periodistas emprendedores. Todo estaba en contra y los sistemas de producción eran tan caros que aquel ilusionante proyecto iba camino de cerrarse.
Pero apareció un Mac que se convirtió en, seguramente, el primer Mac aplicado a la diagramación de un periódico en España y todo cambió para ellos. ‘Bierzo 7’ acaba de cumplir 26 años y fue uno de los primeros diarios en el mundo que se empezó a editar de otra manera “Think different”.
Ahora se hablará de lo que ha cambiado Apple el mundo de la telefonía, la lectura a través de tabletas, el cine de animación, la informática personal, la música, la educación, pero quiero hacer constar el cambio que provocó el mundo de la edición de libros, diarios y periódicos que supusieron los primeros Macs.
Antes de la llegada de los ordenadores de la compañía de la manzana solo podían maquetarse periódicos, libros y revistas con carísimas máquinas de fotocomposición. Llegó el Mac, una de las obras emblemáticas de la compañía de Jobs, y se produjo la primera revolucion (luego vendrían más) en la industria editorial: hacer un periódico, un libro, o un folleto empezaba a estar al alcance de cualquiera, se democratizó la edición.
CAMBIó TODOS LOS HOGARES
La obsesión de Jobs por la tipografía no podía desembocar en otra cosa que en desencadenar aquel cambio, creando los ordenadores y el ‘software’ necesario con el que desterraban y acababan para siempre con las máquinas de escribir, donde solo había monoletra, monoespaciada y, sobre todo monoaburrida, con perdón de los mitómanos. Los textos hechos por particulares empezaron a tener el aspecto profesional a costes asequibles. Cualquiera podía preparar un libro, un documento.
No conozco ningún periódico en el mundo que no tenga al menos un Mac en su redacción; muchos están llenos de los hijos de aquellos primeros ordenadores. Pero Jobs no solo cambió las redacciones, cambió todos los hogares del mundo occidental.
Los que disfrutamos de aquellos primeros ordenadores vimos en ellos un programa de hipertexto (la base de Internet) años antes de que supiéramos lo que era un navegador. Es para estar agradecido al fundador de una compañía que soñó un mundo que fue capaz de cambiar.