La ejecución de Troy Davis producida mediante una inyección letal por la muerte del policía Mark MacPhail en 1989, en Estados Unidos, atrajo la atención internacional por las dudas que se ciernen sobre la culpabilidad de Davis.
La muerte de Davis se produjo anoche en la cárcel de Jackson, ubicada en el centro del estado de Georgia, cinco horas después de lo previsto debido al recurso presentado por sus abogados a última hora de ayer miércoles para paralizar la ejecución, alegando la existencia de nuevas pruebas que refutarían las anteriores.
Tras cuatro horas de deliberación los nueve magistrados del Tribunal Supremo rechazaron la apelación de la defensa, lo que desencadenó la ejecución de la condena contra Davis, según despacho de Europa Press y Notimex.
La sentencia se cumplió luego de rechazar miles de peticiones por la vida del ciudadano afroamericano emitidas alrededor del mundo, en uno de los casos de pena de muerte más controversiales en Estados Unidos.
Desde que fuera condenado, en 1991, siete de los nueve testigos clave en el juicio se retractaron o cambiaron su declaración al reconocer que habían sido coaccionados por la Policía. Al margen de estos testimonios, no hay pruebas que vinculen a Davis con este crimen.
Si bien, la familia de MacPhail asegura que Davis disparó al agente hasta su muerte en la entrada de un restaurante Burger King de Savannah, cuando éste acudía en ayuda de un indigente que estaba recibiendo una paliza.