La cadena CNN cubrió la sublevación policial con el reportero que durante varios años había informado sobre caídas de presidentes y protestas indígenas en el Ecuador. Ese 30 de septiembre fue su última cobertura, porque no aceptó cambiar la versión de los hechos, con base en lo que él y su equipo habían registrado y visto. Y con ello también nació un documental que ha conmovido a actores y espectadores de la sublevación: “Muchedumbre”.
La mañana del jueves 30 de septiembre de 2010, Rodolfo Muñoz, entonces corresponsal de CNN en Ecuador, luego de ver las imágenes que transmitían varios canales locales, designó tres equipos de su productora para cubrir la sublevación que se desarrollaba en el Regimiento Quito.
La cobertura inicial fue pensada como una protesta más, pero los hechos fueron configurando la necesidad de un registro más detallado y extenso. “A uno de nuestros camarógrafos lo golpearon. No pudo ingresar al Hospital Metropolitano porque los médicos temieron que detrás de él fueran los policías. A otro le rompieron la cámara”, cuenta Muñoz.
Al final del día, cuando ya el presidente de la República, Rafael Correa, fue rescatado por las Fuerza Armadas y continuó la violencia en las calles, los equipos de periodistas que pudieron volver a las oficinas, aproximadamente a las 22:00, descubrieron que lo que habían registrado en sus cámaras eran prácticamente escenas de una película de guerra.
Esa misma noche, y también al día siguiente, la noticia siguió en progreso. Sin embargo, el sábado 2 de octubre, desde la mesa de asignaciones de CNN, Muñoz recibió la disposición de que transmitiera una información sobre la cual debería basar su despliegue informativo.
“Se trataba de la versión de un médico de apellido Vargas, que circuló por Internet y que estaba siendo replicada por algunos líderes políticos muy conocidos, ex dirigentes sindicales, petroleros. Esa versión decía que allí no había ocurrido nada y que el presidente Correa bien pudo haber salido en cualquier momento. La versión, para quienes vivimos ese momento, resultaba contradictoria, no se compadecía con la realidad y era una versión insultante a la inteligencia. A la persona que habló conmigo le dije que había que verificar esa fuente, conocer a ese individuo personalmente, recoger su testimonio. Pero eso no ocurrió (…). La estación habría querido que yo, con esa sola versión, hiciera una información y me negué. Me parecía que era contrario a la razón y a la lógica”, cuenta Muñoz.
Este episodio impulsó al equipo de Muñoz a que se pensara en el documental como una respuesta a tales versiones que tergiversaban los hechos. Se inició el proceso de búsqueda de historias individuales que permitieran hilar una cronología. “Muchedumbre’ es un recuento cronológico, y en esa reconstrucción hay cosas que son evidentes: escenas claras de gente que incita a matar, hay policías disparando cuando sale el Mandatario, hay francotiradores y víctimas”, detalla.
El equipo de posproducción trabajó intensamente para rescatar el sonido del ambiente, pues la intención fue descubrir en esa muchedumbre los diálogos que la noticia o el reportaje no permiten mostrar. “Amplificamos ese sonido, así como desde el punto de vista visual colocamos lupas, como la cámara lenta, para mostrar el inicio y el fin de una acción, o la bomba que estaba a punto de chocar contra el Presidente. En los sonidos de la muchedumbre distingues los insultos al gobernante, las amenazas, los ayes de la gente, la molestia de los ciudadanos que se manifiestan en contra de lo que hacía la Policía”, explica Muñoz.
El trabajo de posproducción pudo llevarse a cabo solamente después de que se levantara un inventario prolijo de las imágenes capturadas. Eso fue lo que dio la pauta de que era necesario hurgar en las historias de los protagoniostas de esos acontecimientos. Entonces se grabaron historias paralelas contadas por las víctimas y por sus familiares.
“Más allá del suceso noticioso macro, los personajes protagonistas y los testigos, los familiares de las víctimas, son lo más importante”, aclara el director del documental.
Los camarógrafos y reporteros, así como el director, comprobaron que aquel día no solamente estuvo en peligro la vida del Mandatario sino que, en efecto, ocho ciudadanos fallecieron. Las escenas que se capturaron muestran a los heridos, a los familiares que lloraban a sus muertos; y hay también varios testimonios de hechos que no ocurrieron solamente en las inmediaciones del Hospital de la Policía ni durante esa jornada, sino que se sucedieron después y en otros espacios.
Algunas de esas tomas fueron registradas por otros ciudadanos y entregadas a Muñoz, en pos de aportar con la realización del video. “Este fue un golpe 2.0, pues cada actor tenía su propio registro”. La música del filme fue pensada en equipo, bajo la guía de Ignacio Muñoz.
La madre y el hermano del fallecido Juan Pablo Bolaños y Vinicio Paucar, el policía que trató de sacarle la máscara a Correa, son algunos de los protagonistas del video.
El equipo estuvo conformado por Daniel Tapia, en montaje y cámara; Cristina Muñoz, en la producción ejecutiva; ángel Neppas y Caridian Niama, en cámara y edición; Ignacio Muñoz, en la dirección de fotografía; César Villanueva en cámaras; y Rodolfo Muñoz, en la dirección general.