El ministro de Defensa del Ecuador, Javier Ponce, dijo este 7 de septiembre que está “absolutamente convencido” de que la unidad de Inteligencia de la Policía estuvo comprometida con el levantamiento policial e intento de golpe de Estado, el pasado 30 de septiembre (30-S).
Añadió que a través de interceptaciones de Inteligencia de las Fuerzas Armadas se detectó mensajes de la radio patrullas policiales, incitando a asesinar al presidente Rafael Correa, mientras permanecía retenido en el hospital de la Policía en aquella jornada. Así lo manifestó Ponce durante una entrevista en Radio Pública.
El ministro de Defensa ecuatoriano sostiene que es evidente que se había fraguado algo detrás del supuesto reclamo salarial de los policías que se amotinaron en varios destacamentos del país.
Ve como sospechoso que muchos equipos de microondas de los canales de televisión estuvieran ubicados en el cuartel policial Regimiento Quito (donde ocurrieron los hechos) desde las 6:30, antes que se produjera la revuelta.
El ministro severó que el 30 de septiembre de 2010 hubo una clara utilización política de una preocupación policial por la supuesta afectación de sus beneficios salariales, además de una preparación de un golpe de Estado. Afirmó que durante la revuelta policial los mensajes de intento de asesinato y las presiones por parte de la Policía para sacar al presidente, eran mayores.
“Creo que sí hubo una clara utilización política de una preocupación policial (…) pero las características del hecho, la intervención política evidente, no permiten pensar sino en un intento de golpe de Estado”, subrayó.
La revuelta policial se dio por la aprobación de la Ley de Servicio Público, que normaba los beneficios de la burocracia, cuyo contenido aparentemente fue distorsionado por políticos de oposición para levantar a la fuerza pública contra el régimen.
Las primeras horas del 30 de septiembre (30-S) un grupo de policías del regimiento Quito –el más grande del país- se rebeló en reclamo de los supuestos perjuicios salariales. El presidente Rafael Correa se trasladó al lugar para tratar de calmar los ánimos, pero fue agredido por una turba de uniformados que vivaban al derrocado presidente Lucio Gutiérrez (militar retirado).
Correa, quien recientemente había sido operado en un rodilla, fue trasladado al contiguo hospital de la Policía que fue rodeado inmediatamente por los uniformados alzados. Fue rescatado en un operativo especial en horas de la noche.
Durante esa jornada, producto de disparos, presuntamente de francotiradores rebeldes, murieron ocho personas.
Ponce sostuvo que es evidente que el mandatario estuvo secuestrado durante las doce horas que estuvo retenido contra su voluntad en el hospital de la Policía.
Indicó que alrededor de Correa se tendió un cerco que obligó a cambiarlo varias veces de habitación. “No había mando en la Policía. Era una aventura dejar que el presidente saliera en un helicóptero o en una calle de honor. Por testimonio del presidente se estableció que la intención era sacarlo por un lado que era el más peligroso”, manifestó Ponce.
Finalmente, el secretario de Estado calificó como ‘una estupidez’ que se afirme que el presidente Correa ordenó disparar en el operativo de rescate. Al respecto dijo que las Fuerzas Armadas tomaron la decisión de planificar la operación de rescate y era natural que lo consultaran con el mandatario, pero que no hubo una orden expresa en ese sentido.