Un estudio sobre el grafeno que publica la revista Nature Communications revela una fórmula para mejorar las características de los dispositivos de este material y usarlos como fotodetectores en comunicaciones ópticas de alta velocidad.
“Los científicos ya habían demostrado que al colocar dos cables metálicos a poca distancia sobre el grafeno e irradiar luz sobre esta estructura, se generaba energía eléctrica.
Era un dispositivo simple que funcionaba como una célula fotovoltaica elemental”, explican los autores del trabajo.
Lo más importante de este descubrimiento es que su aplicación práctica implicaría una increíble velocidad de comunicación en los cables de internet.
Gracias a la naturaleza única de los electrones del grafeno y su alta movilidad, la velocidad de comunicación que se podría alcanzar con este material podría ser potencialmente cientos de veces más alta que la de los cables más rápidos actuales.
El mayor obstáculo que se encontraron a la hora de poner en práctica este mecanismo era su baja eficiencia.
Es decir, el grafeno es el material más fino del mundo pero absorbe poca luz, aproximadamente un 3 por ciento y deja pasar a través suya el resto, por lo que no la puede aprovechar para la generación de electricidad.
Los premio Nobel rusos Andre Geim y Kostya Novoselov, de la Universidad de Manchester (Reino Unido), han resuelto el problema mediante la combinación del grafeno con unas diminutas estructuras metálicas colocadas de forma especial sobre este material.
“Combinándolo con estas nanoestructuras metálicas, el grafeno pudo aprovechar hasta veinte veces más la luz sin sacrificar su velocidad en absoluto”, apunta la investigación.
Para Andrea Ferrari, profesor del departamento de ingeniería de la Universidad de Cambridge, los resultados demuestran el gran potencial del grafeno en los campos de la fotónica y la electrónica óptica, ya que se podrán aplicar a una gran variedad de dispositivos útiles, como células solares fotodetectores.