Con el fin de identificar la producción de taxo en la cuenca del río Ambato, en la provincia de Tungurahua, el Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias, INIAP, llevó a cabo un estudio a fin de obtener información sobre las características de los productores, su comercialización y el entorno en el cual se desarrolla el cultivo.
El taxo se cultiva entre los 1.800 a 3.500 metros sobre el nivel del mar. Su fruto es muy apreciado en la alimentación, por su sabor, aroma y por el contenido de vitamina A, B y C; además posee calcio, fósforo y zinc.
La planta produce entre 8 y 10 años por lo que es necesario mantenerla mediante podas adecuadas que favorecen la producción.
Las principales plagas que develó este estudio son: el gusano cogollero y minador con el 80%, le sigue en importancia las arañas con el 15% y los nematodos con el 5%.
El mayor porcentaje de productores que cultivan taxo se encuentran en el cantón Pelileo, con el 62%; le sigue Tisaleo con el 21%; Mocha con el 15 % y Ambato con el 3%.
La composición familiar de los productores encuestados indica que, el 84.6% corresponde al núcleo familiar compuesto por padre, madre, hijos e hijas; en cambio el más bajo es el 15.4% que esta formado por padre y madre.
Dentro de las conclusiones de este diagnóstico merece recalcar: que la familia de los productores de taxo, en este estudio es estable, no hay migración. No existen asociaciones de productores de taxo en la provincia Tungurahua. Al no estar organizados no pueden acceder a procesos de capacitación, comercialización y apoyos con insumos por parte de OG´s y ONG´s. Los huertos son jóvenes en un 80 % (hasta 5 años de edad). El taxo se puede cosechar durante todo el año una vez establecido el cultivo, sin embargo los productores en Tungurahua no pueden lograr un manejo sostenido, por no controlar eficientemente plagas y enfermedades.
Este estudio fue ejecutado por la egresada Doris Landa, de la Universidad Técnica de Ambato y los técnicos del INIAP ingeniero Aníbal Martínez, Dr. Wilson Vásquez, Ing. Mercy Villacrés, Egdo. Germán Ayala y la ingeniera Johana Flores de la GIZ.