El primer grito de independencia de 1809 fue un evento importante para la futura nación ecuatoriana y para las colonias latinoamericanas. Un año después de aquel hecho, continuó la lucha por la Independencia y desató los incidentes del 2 de agosto de 1810.
En esa fecha, un grupo de quiteños divididos en dos grupos de diez personas intentaron liberar a los presos que se hallaban en el Cuartel Real, que era custodiado por soldados limeños.
Los grupos atacaron a los guardias y tomaron sus armas. El intento de liberación fracasó tras la muerte del uno de los jefes militares, lo que desencadenó en el violento asesinato todos los detenidos.
Hace 201 años murieron Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de Quiroga, Juan Salinas, Francisco Javier Ascázubi, José Luis Riofrío, Juan Larrea y Guerrero, Mariano Villalobos, Juan Pablo Arenas, Antonio de la Peña, Vicente Melo, Atanasio Olea, Nicolás Aguilera, Manuel Cajías, Carlos Betancourt y José Vinueza.
La Suprema Junta decretó tres días de duelo, como demostración de dolor por la irreparable pérdida de los próceres.
En aquel 2 de agosto de 1810 murieron cerca de 300 personas en Quito. No fue un hecho intrascendente, fue algo fundamental que impulsó a Simón Bolívar a tomar la vía militar en la lucha por la independencia del continente.
La intervención del obispo José Cuero y Caicedo contribuyó a detener los enfrentamientos y a pacificar la ciudad. Las autoridades de la Corona española quisieron justificar la masacre con la versión de que los cuarteles habían sido asaltados por ciudadanos ebrios.
Doce años después, el 24 de mayo de 1822, tropas independentistas al mando del Mariscal Antono José de Sucre derrotaron a tropas reales y aseguraron la independencia de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de Quito, territorio que ocho años después (1830) se convertiría en la República del Ecuador.