Solo en la semana comprendida entre el 16 y el 22 de julio de 2011 se registraron 121 delitos contra la propiedad, 2 más que la semana anterior, según cifras procesadas por el Centro de Estudios e Investigaciones Estadísticas ICM-ESPOL con datos de la Fiscalía del Guayas.
Las denuncias presentadas fueron por: 37 robos simples, 33 hurtos, 15 robos en domicilio, 23 robos de vehículos y 13 robos en locales comerciales.
Esas cifras harían suponer que el hampa hace de las suyas en Guayaquil, y ante esa inseguridad, las alarmas dejarían de ser artefactos suntuosos para convertirse en una necesidad, sobre todo en los domicilios e incluso para quienes no tienen dinero para contratar guardianía privada permanente.
“Un sistema de alarma avisa a los habitantes de un hogar y al barrio entero cuando alguien está siendo afectado por la delincuencia, convirtiendo a la comunidad en su propia guardiana”, indicó el teniente de Policía Juan Carlos Anchaluisa, quien pertenece a la zona segura Miraflores, donde desde hace varios meses funciona con normalidad el sistema de alarmas comunitarias.
Este tipo de alarmas es más utilizada en barrios populares, explicó el oficial, quien agregó que solo consiste en poner un botón de pánico en alguna esquina de la vivienda y que acciona una fuerte sirena para alertar a los vecinos.
Un modelo completo de alarma inalámbrica, para el vecindario incluido el mantenimiento, tiene un costo promedio para la barriada de $ 500. Mientras que los precios de un sistema de emergencias para casas son muy diversos y varían con respecto a los servicios que puede ofrecer cada uno, o a la calidad de su tecnología, si es avanzada o con funciones básicas, explicó Arturo Araujo, gerente de Teccial Tecnology.
Las básicas contienen tan solo un sensor en las puertas y ventanas, que en caso de detectar algún movimiento comienzan a sonar.
Muchas alarmas también producen un contacto directo con la central 101 de la Policía. “Los precios de estos modelos para las viviendas son los más económicos y se los puede adquirir en distintos modelos y muy simples. Los equipos más complejos contienen distintos sensores para colocarse en las zonas estratégicas”, indicó.
No obstante, para el fiscal René Astudillo, del cantón Samborondón, existe una tendencia actual en la que los delincuentes prefieren la presencia de los habitantes de la casa para cometer el ilícito.
“Ahora se están volviendo más agresivos y no les importa si la vivienda está ocupada o no. Ahora entran a la fuerza, asaltan, roban, violan. Nos estamos encontrando ante una generalizada violencia y aumento de perversidad”, detalló.
Manifestó, además, que de cada diez denuncias mensuales que se presentan en su jurisdicción, cuatro son por robos a domicilios y que la mayoría ocurre por exceso de confianza de los propietarios, que no observan medidas de seguridad en sus casas. Allí los moradores se pusieron de acuerdo para contratar guardias y hacer inversiones con cámaras de seguridad.