El juez Décimo Quinto de Garantías Penales del Guayas, Juan Paredes, sentenció a tres de prisión al exjefe de opinión de diario El Universo, Emilio Palacio, y a los directivos del matutino, César, Carlos y Nicolás Pérez, por el delito de injurias, en el juicio interpuesto por el presidente de la República, Rafael Correa.
Además, el magistrado condenó a los sindicados al pago de 30 millones de dólares por indemnización, y USD 10 millones a la compañía El Universo SA.
En su resolución, el juez indica que tanto Palacio como los hermanos Pérez incurrieron en el delito de injurias calmniosas tipicado en el artículo 489 del Código Penal. Palacio en grado de autor y los propietarios de El Universo en el grado de autores coadyuvantes. La condena se basa en el inciso primero del artículo 493 del mismo Código.
En declaraciones a radio Sonorama, Palacio dijo que iba a apelar y pedir la nulidad de la sentencia.
El motivo de la acusación fue el artículo No a las mentiras, de autoría de Palacio, publicado el 6 de febrero en la sección editorial del matutino guayaquileño. En este artículo, además de tildarlo de dictador, Palacio acusa a Correa de haber ordenado abrir fuego a discreción contra un hospital lleno de civiles e inocentes, el 30 de septiembre de 2010, durante la sublevación policial e intento de golpe de Estado. El martes se desarrolló la audiencia de juzgamiento, que se extendió por cuatro horas, en el Consejo de la Judicatura del Guayas, en la ciudad costera de Guayaquil.
Los directivos de El Universo se desmarcaron de la responsabilidad del artículo y propusieron una rectificación condicionada: que sea el propio Correa el que redacte el texto de la rectificación y elija día y espacio para la publicación de la misma.
El secretario de Comunicación, Fernando Alvarado, a título personal, comentó que la propuesta era un insulto a la inteligencia y recordó las innumerables ocasiones en la que el presidente Correa exhortó al medio a rectificar.
Mientras, Correa dijo que el ofrecimiento de rectificación era extemporáneo y sostuvo que una barbaridad (el artículo injurioso) así jamás debió ocurrir.