“Estas personas creen que su poder fáctico les da derecho a entrometerse en las decisiones soberanas de un país, defendiendo solo sus intereses”, dijo a la agencia Andes el secretario de Comunicación, Fernando Alvarado, sobre las declaraciones de dos funcionarios de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en una entrevista emitida en Radio Quito este 18 de julio.
El presidente de la SIP, el guatemalteco Gonzalo Marroquín, y el vocal del directorio Claudio Paolillo llegaron al Ecuador para reunirse con directivos y propietarios de medios privados y asambleístas. Y también insistir en la posibilidad de lograr una audiencia con el presidente ecuatoriano, buscada desde hace un par de meses.
Horas antes de su arribo al Ecuador, el secretario Alvarado había manifestado que si la SIP quiere mantener una audiencia con el presidente Correa “primero debería presentar sus disculpas y respetos al país” y al propio mandatario, luego de que Marroquín se había expresado en duros términos en contra de Correa durante una reunión de empresarios realizada en Guayaquil el 10 de junio.
Marroquín calificó entonces al gobierno ecuatoriano de mantener una actitud traidora, intolerante y autoritaria, con el único fin de “seguir disfrutando las mieles del poder”.
Esta mañana los visitantes nuevamente apuntaron sus dardos contra el presidente ecuatoriano y lo acusaron de ser intolerante, abusivo, engañoso, de corte dictatorial. Y Marroquín afirmó que no ofrecerá disculpas al país ni al primer mandatario.
Ante esa negativa, Alvarado dijo: “no me extraña en lo absoluto, la vez pasada se los recibió y son tan incoherentes que no permitieron ingresar a la prensa que dicen defender, a la reunión con altos funcionarios del gobierno (…) es una incoherencia que agrede”.
Sobre la aseveración de que el presidente Correa quiere hacerse millonario enjuiciando a los medios, como afirmaron los visitantes, Alvarado dijo que “es una acusación grave, deberían probar lo que aseveran. Insinúan que (Correa) usa todo su poder y los medios de comunicación para torcer a la justicia con el fin de enriquecerse. Es una sinvergüencería decir esto, cuando el presidente les dijo cien veces, pidan disculpas y se retiran los juicios, hasta dónde les lleva la prepotencia a estos reyes de la información”.
Marroquín y Paolillo afirmaron que la ley de Comunicación que está en trámite en la Asamblea será perjudicial para el Ecuador, porque se vivirá un estado de grave censura. Paolillo lo ejemplificó con lo que sucedía hace muchos años en las dictaduras de Pinochet en Chile, Stroessner en Paraguay, Somoza en Nicaragua e inclusive en la desaparecida Unión Soviética.
Según el secretario de Comunicación, ese “es el típico dialecto al puro estilo de la CIA de años pasados. No por gusto los relacionan algunos investigadores con esta agencia de inteligencia norteamericana”.
Durante la entrevista radial, Marroquín mencionó al libro “El gran hermano”. “Ahí se narran confesiones y contratos (entregados) con parentesco y con beneplácito, y el pueblo tiene derecho a conocer estos actos de corrupción”, dijo el titular de la SIP.
Alvarado subrayó que la SIP y sus funcionarios “se equivocan si vienen a Ecuador a darnos cátedras de moral y libertades”.
Gonzalo Marroquín es conocido en su país como el “Berlusconi guatemalteco”, en alusión al millonario presidente italiano Silvio Berlusconi, también dueño de medios e involucrado en más de una ocasión en escándalos públicos y privados, con alcohol y mujeres.
Hace algún tiempo, el periodista guatemalteco Conrado Monroy denunció al entonces director de Prensa Libre, Gonzalo Marroquín, de que tiene un tarifario para la publicación o no de las noticias, para tergiversarlas o manipularlas. Y lo acusó de “mafioso, manipulador y corrupto”, que en ocasiones favorece con negocios a sus familiares.
Asimismo, informaciones de prensa de Guatemala registraron que cierta ocasión Marroquín fue obligado judicialmente a abandonar un programa de televisión, luego de que terminó el contrato pero él se negó a hacerlo.