De conformidad con lo establecido en el Código de la Producción, las inversiones que se realicen las zonas económicas deprimidas, a más de los beneficios tributarios de carácter general, tendrán derecho a una deducción adicional del 100 por ciento del costo de contratación de nuevos trabajadores, para el pago del impuesto a la renta.
Para la definición de estas zonas deprimidas, se consideraron tres ejes estratégicos: económico, social y de capacidades.
El eje social incluyó variables de pobreza, medida por necesidades básicas insatisfechas; población receptora del bono de desarrollo humano, y los cantones con mayor porcentaje de población indígena y afro ecuatoriana. Además se priorizó los cantones fronterizos.
En el segundo eje se busca caracterizar la estructura económica de cada cantón, para lo cual utiliza los siguientes indicadores: porcentaje de la población económicamente activa (PEA) que se encuentran empleadas en el sector primario y secundario de la economía; la informalidad medida por la participación de empleados afiliados al IESS frente a la PEA; y el crédito otorgado por cantón.
Estos dos ejes permiten conocer los cantones más vulnerables del país, desde una visión socio económica. La metodología contempla que los cantones que se sitúan en los dos quintiles más bajos serán considerados como zonas económicamente deprimidas. Los resultados de aplicación metodológica señalan que 89 cantones se encuentran en esta categoría.