A continuación el comunicado completo donde El Universo presenta su versión respecto a la denuncia aparecida en días anteriores en El Telégrafo y que motivó a que el Comisión de Tránsito del Ecuador inicie investigaciones:
Diario EL UNIVERSO, a sus lectores, sobre nueva acusación del Gobierno
El Gobierno actual, utilizando las mismas estrategias que hace décadas usó la ahora calificada como partidocracia, trata de revivir un caso que tuvo sentencia definitiva en 1992, sobre la construcción de la antigua Terminal Terrestre de Guayaquil, y en el cual no han tenido responsabilidad ante el Estado, ni este Diario, ni ninguno de sus directivos.
Ya en octubre de 1995, un diputado socialcristiano trató de utilizar este caso políticamente en contra del entonces vicepresidente Alberto Dahik, accionista al igual que nuestro extinto y querido Director Carlos Pérez Perasso, de la empresa Matricsa, que como contratista particular había asistido a la transnacional japonesa Fujita Corporation en alguno de los trabajos para la construcción de la anterior Terminal Terrestre Jaime Roldós. Esta sí, Fujita, con responsabilidad ante el Estado, por ser la que suscribió el contrato con la entonces Comisión de Tránsito del Guayas».
En ese entonces, octubre de 1995, nuestro Director Carlos Pérez Perasso, ante la acusación del diputado socialcristiano, declaró en nuestras páginas:
«Efectivamente yo he sido accionista de la firma Matricsa. Adquirí un tramo del accionariado cuando los fundadores de la compañía resolvieron retirarse del Ecuador y regresar a España. Fue en la época de la administración española que Matricsa contrató con la firma japonesa Fujita -la ganadora de la licitación para la construcción del terminal terrestre Jaime Roldós- la fundición de losetas de concreto. Matricsa nunca tuvo relación con el Estado. Fue subcontratista de Fujita».
«También es cierto que con el tiempo las losetas se debilitaron».
«La Comisión de Tránsito del Guayas demandó a la Fujita por daños y perjuicios y en varias instancias, el Poder Judicial dictaminó que la Fujita había incumplido el contrato que le daba a la firma japonesa la responsabilidad de diseñar y construir el terminal terrestre».