Cerca de 1.000 millones de personas sufren de hambre en el mundo, pero irónicamente 1.300 millones de toneladas de alimentos se desperdician al año.
Según el informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) “Pérdidas y desperdicio de alimentos”, elaborado por el Instituto sueco de Alimentos y Biotecnología, esta cifra (1.300 millones) -que representa un tercio de los productos que se producen cada año- equivale a más de la mitad de la cosecha mundial anual de cereales.
Alan Bojanic, oficial a cargo de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, explica a El Telégrafo que serían aproximadamente 2.300 millones de toneladas de cereales (producción de 2009/2010).
Bojanic indica que los países industrializados y aquellos en desarrollo dilapidan más o menos la misma cantidad de comida: 670 y 630 millones de toneladas, respectivamente. Sin embargo, el representante del organismo internacional aclara que es necesario distinguir entre lo que es pérdida y desperdicio. La primera ocurre en las fases de producción, recolección, postcosecha o procesado de los alimentos, mientras que el segundo se refiere a productos que no son aprovechados.
Según el informe, el desperdicio per cápita entre los consumidores es de 95-115 kilogramos anuales en Europa y Norteamérica, mientras que en áfrica subsahariana, en Asia meridional y el sudeste asiático, se pierden solamente entre 6-11 kilogramos por persona.
Alan González, representante de la FAO en Ecuador, manifiesta que, aunque el estudio no determina cuáles son los países que más pierden alimentos, existe un nivel significativo de desperdicio en el caso de Estados Unidos y de países europeos, como Inglaterra, Francia y Alemania.
Gran parte de esta pérdida de los alimentos es por falta de ingesta de la totalidad de los mismos. Existen políticas en los países desarrollados que dicen “pague dos y lleve tres”, lo que ocasiona que se compren cantidades superiores que las personas no consumirán en su totalidad y al final se desperdician, indica.
En el caso de Ecuador, el representante de la FAO indica que no existen datos del nivel de pérdidas que tiene el país, pero hay una brecha importante en términos de poder tecnificar todos los procesos de producción y procesamiento de los alimentos.