La noche del miércoles concluyeron los 40 días para promover la campaña a favor y en contra de la consulta propuesta por el presidente de la República, Rafael Correa, y desde hoy inicia el periodo de “silencio electoral” impuesto por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
El cierre de campaña en la capital ecuatoriana se realizó con poco fervor. Los partidarios del No, de manera dispersa, organizaron diferentes eventos. Incluso un grupo se “solidarizó” con Janeth Orbe, quien mantiene una huelga de hambre exigiendo la liberación de su esposo el coronel César Carrión, acusado de complicidad en el intento de asesinato a Correa el 30 de septiembre de 2010. Coincidencia o no, la huelga de hambre concluye el lunes, dos días después de la consulta popular, según dijo a Andes una sobrina del oficial.
La característica de la campaña ha sido un mandatario recorriendo el país con su mensaje de cambio y una oposición impulsando su tesis contraria, para lo cual recurrió incluso a la tergiversación de los contenidos del plebiscito. En este contexto, el derrocado presidente Lucio Gutiérrez, líder del partido Sociedad Patriótica, ha advertido que de aprobarse la consulta, subirían los precios del aceite y otros productos de la canasta básica.
LA INFALTABLE CAMPAñA SUCIA
Campesinos de la localidad indígena de Zumbahua enclavada a 3.750 metros de altura en la cordillera de Los Andes dijeron que dirigentes de Pachakutik, el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) han advertido que se prohibirá la matanza de cerdos, borregos y cuyes (conejillos de indias) que utilizan para su alimentación.
A través de las redes sociales se promovió que se falte el respeto al presidente de la República
La campaña sucia se impulsó a través de las redes sociales donde reconocidos periodistas llamaban abiertamente a votar por el No. En otros casos se impulsó la campaña Un dedo para Correa donde se promovía hacer una señal obscena como manera de protesta, según explica su promotor Carlos Andrés Vera, hijo del ex presentador de televisión y neo político Carlos Vera.
“Un dedo para Correa es protesta, no propuesta”, reconoce Vera y argumenta que una protesta tampoco tiene por qué ser profunda, ideal, dogmática, masiva, intelectual, ideológica, etc. Puede ser tan simple como mostrar el dedo como elemental señal de inconformidad. Teniendo en cuenta además la coyuntura actual (un presidente que usa recursos públicos para perseguir e injuriar) es una protesta válida. Ni más ni menos. Simplemente válida”.
En el último día de campaña, la Ecuarunari, filial de la Sierra de la Conaie, advertía a través de volantes que de ganar el Sí “el presidente Correa, con más poder, podrá eliminar los subsidios, elevando el costo del gas, gasolina, medicinas, luz eléctrica, agua y otros alimentos”.
Los opositores han concentrado sus dardos contra Correa, en una postura casi visceral. Así, por ejemplo, el magnate bananero álvaro Noboa, a quien el mandatario derrotó en noviembre de 2006, dijo que estaba de acuerdo que toda la población tenga acceso a la seguridad social, pero votaría en contra de la consulta.
Una de las preguntas del plebiscito plantea penalizar la no afiliación al seguro social. De acuerdo a datos oficiales alrededor de un millón de ecuatorianos no tienen ese beneficio.
César Montúfar, asambleísta de Concertación Democrática (centro) mencionó semanas atrás que creía en la buena intención de la convocatoria a consulta, pero –al igual que Noboa- iba a votar No. Montúfar fue a buscar el sábado pasado a Correa, quien desarrolló su informe radiotelevisado en la población de Chambo, en la provincia andina de Chimborazo. El legislador repartió a sus simpatizantes vegetales, lo que fue interpretado por el mandatario como una incitación a la agresión.
Al final, Montúfar denunció que el presidente instigó a los asistentes para que lo agredan y resultó con un ojo morado por un supuesto puñetazo que alguien le propinó.