El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, aseguró que al tomar la decisión de pedir la salida de la embajadora norteamericana en Quito, Heather Hodges, el Gobierno no actuó con irresponsabilidad ni precipitación sino con altivez y dignidad.
Ecuador considera que las relaciones con Estados Unidos, su mayor socio comercial, están en “buen nivel” y en este contexto espera que no se tomen represalias por su decisión.
La publicación de cables diplomáticos en el que Hodges informaba a sus superiores que el presidente Rafael Correa designó al ex comandante de Policía, Jaime Hurtado Vaca, aun conociendo que el oficial era corrupto generó la reacción inmediata del Gobierno de Ecuador que pidió la salida de la ahora ex embajadora.
Durante un encuentro con periodistas, Patiño aclaró que la decisión de declarar persona no grata a Hodges y pedir sus salida “en el menor tiempo posible” no se debe a las acusaciones de corrupción contra Hurtado sino por hacer aseveraciones falsas que ponen en entredicho la honra del presidente de la República.
Otro de los temas que molestaron al régimen es que Correa nombró a Hurtado Vaca, sabiendo de sus antecedentes, porque era fácilmente manipulable.
Patiño explicó que el lunes cerca del mediodía–cuando se conocieron los cables de Wikileaks, se comunicó con Correa quien le dijo que llame a la embajadora para que le dé una explicación.
ésta le dio una “respuesta muy breve”, señaló el canciller quien indicó que antes se había comunicado con el subsecretario para América Latina del Departamento de Estado de EEUU, Arturo Valenzuela, a quien le pidió que le entregue los documentos filtrados.
Valenzuela se excusó argumentando que no sabía cuáles eran los documentos que le requerían, refirió el canciller.
El jefe de la diplomacia ecuatoriana indicó que en diciembre de 2010 -2 días después del escándalo mundial por la filtración de los cables diplomáticos- pidió a Valenzuela que se entregue los comunicados que hacían referencia a Ecuador, pero nunca se obtuvo una respuesta favorable.