El Gobierno de Japón informó esta mañana que el devastador tsunami del pasado 11 de marzo, que impactó en el noreste del país, afectó zonas que estaban a más de 40 kilómetros de la costa, ya que la lengua de agua se adentró por el curso de los ríos.
Según el Ministerio de Transporte de Japón, las gigantescas olas de hasta trece metros que destrozaron pueblos de la costa ocasionaron daños en puntos mucho más remotos por la subida del caudal de varios ríos.
El río Tone, en la provincia de Chiba, creció 30 centímetros a unos 44 kilómetros de su estuario, mientras el río Kitakami (provincia de Miyagi) sufrió un aumento de su caudal de once centímetros a 49 kilómetros de su desembocadura, según el informe.
Las autoridades creen que el daño hubiese sido aún mucho peor si las compuertas de algunos ríos de la costa este, como el caudaloso Tone, no hubiesen estado cerradas.
Los científicos estiman que la tarde del 11 de marzo siete grandes tsunamis impactaron en la costa este japonesa durante un período de seis horas, con olas que llegaron a superar los trece metros en algunos puntos, informó el diario Yomiuri.
El poderoso tsunami destrozó pueblos en la costa este de las provincias de Aomori, Iwate, Miyagi y Fukushima, las más afectadas y las que engrosan el mayor número de los más de 11.000 muertos y más de 17.258 desaparecidos confirmados del desastre.
El maremoto inundó 443 kilómetros cuadrados en las cuatro provincias. El 25% de ese territorio estaba ocupado por áreas comerciales y residenciales.
En la localidad de Higashi-Matsushima, en Miyagi, el 63 por ciento de su territorio fue arrasado por el tsunami, mientras la mitad de Otsuchi, en Iwate, sufrió la embestida de las olas.
Esta última localidad, situada al final de una ría, es un ejemplo del fatal efecto que tuvieron las olas del tsunami al verse amplificadas a la entrada de bahías en la costa de Iwate.