Las iguanas marinas de las Islas Galápagos han ganado una batalla a los humanos, a los que obligan a respetar los sitios donde anidan en esta época del año, que suelen ser los patios de sus viviendas.
Las hembras de esta especie de reptiles, que normalmente se congregan con los machos junto al mar, de donde sacan su principal alimento, las algas, se alejan de la orilla para depositar sus huevos.
El periodo de apareamiento de estos reptiles va de diciembre a junio, mientras que entre febrero y marzo anidan en sitios alejados del mar, donde cavan orificios de entre 30 y 80 centímetros para depositar entre dos y cuatro huevos, que eclosionan en unos cien días.
Las hembras de esta especie, que convive con los humanos en el archipiélago ecuatoriano, buscan construir sus nidos en sitios arenosos, sin pendientes, en condiciones óptimas de humedad y calor.
Por eso, muchas veces las iguanas marinas llegan a patios, jardines, parques o senderos para depositar sus huevos.
Esa situación ha llevado al Parque Nacional Galápagos (PNG), institución encargada de controlar y preservar la biodiversidad en el archipiélago, a emprender una campaña de concienciación para que los habitantes acepten la temporal invasión de los reptiles.
La entidad ha dado una serie de recomendaciones a los pobladores que aceptan de buena gana colaborar con los reptiles, de una exótica y extraña apariencia jurásica.
No acercarse demasiado, alejarse de los nidos, no tomar las crías que, tras la eclosión, suelen correr por las calles desorientadas en busca de acantilados o sitios rocosos bañados por el mar, son algunos de los consejos del PNG.
Las poblaciones de iguanas marinas se extienden por todas las islas del archipiélago, pero su cuidado se concentra sobre todo en las que hay asentamientos humanos: Santa Cruz (cuya capital es Puerto Ayora), Isabela (Villamil), San Cristóbal (Baquerizo Moreno) y Baltra (aeropuerto).
Eduardo Espinoza, responsable del área de Investigación Marina Aplicada del PNG, indicó que desde hace varios años hay mucho respeto de la población al ciclo natural de reproducción de las iguanas marinas y son muy pocos los accidentes registrados.
Según Espinoza, los habitantes del archipiélago (unos 20.000) saben de la importancia de las iguanas marinas, consideradas «bandera» o «prioritarias» de protección y una especie única en el mundo.