“Es como un pus que no termina de irse…”. La atmósfera se congela cuando Medardo Zhingre dice esa frase para explicar los efectos que la explotación petrolera dejó en su tierra, su comunidad y su vida. Con un machete en la mano derecha y la desesperación en la otra, Zhingre se da modos para mostrar al petróleo calcificado debajo de una leve capa de tierra. Sólido como caucho pero inconfundible por su fuerte olor químico, aparece apenas Zhingre pica el suelo. “Esto es lo que nos daña, nosotros no nos hemos inventado nada como dicen los de la Texaco”. Zhingre, de 56 años, es parte de la Asamblea de Afectados que demandó a Texaco, después Chevron, por daños ambientales ocasionados durante sus 26 años de operación.
Uno de los sitios contaminados fue la comunidad de Taracoa, en la provincia amazónica de Orellana, con una población de 2.600 habitantes, donde vive Zhingre. Allí se encuentran los pozos Yuca 1, Yuca 2 y Yuca 9; todos ellos guardan historias.
En días pasados, la Corte de Sucumbíos emitió una sentencia en contra de Chevron y determinó que la compañía pague 9.150 millones de dólares para remediar los daños ambientales.
Sin embargo, la sentencia no convenció a ninguno de los involucrados. Por un lado, la petrolera consideró el fallo como ilegal e inaplicable debido al respaldo de un tribunal arbitral de las Naciones Unidas que prohíbe la aplicación de medidas contra Chevron, por el momento.
Según el vocero de la compañía, James Craig, en declaraciones recogidas por la prensa nacional, la sentencia se determinó “ignorando pruebas de actos ilícitos, fraude, colusión, interferencia política, todo con evidencias presentadas a la Corte hace más de un año”.
Asimismo, Craig aseguró que existió injerencia política en la decision del juez y añadió que apelarán todo el fallo, por “ilegítimo” y por carecer de “sustento científico válido”. Esa y otras consideraciones fueron presentadas el jueves en Sucumbíos.
Respecto a la posición de la petrolera, el presidente Rafael Correa señaló que la estrategia de la transnacional “ha sido deslegitimar el proceso y acusar al gobierno ecuatoriano de que se estaba metiendo en este juicio” . El Mandatario rechazó la versión de la compañía y la instó a demostrar que en el proceso ha existido fraude.
Por su parte, los afectados creen que los 9.150 millones no son suficientes para remediar las afecciones. Zhingre tampoco está de acuerdo, sobre todo cuando salta sobre lo que fue una piscina de petróleo que parece gelatina. “Dicen que remediaron, pero vea, cubrieron con tierra solamente y la tierra misma rechaza la contaminación, por eso el petróleo vuelve a salir”.
Esto ocurre en el campo Yuca 9, cerca del dispensario médico donde trabaja como auxiliar de enfermería Carmen Bone, una mujer de 50 años. Su historia también dio un giro después de la contaminación. El viacrucis empezó con molestias en las vías urinarias y luego un dolor en el vientre que sería detectado más tarde como cáncer. Hace algunos años le extirparon el útero. “A cada rato había derrames de petróleo que contaminaban el agua y con esa agua nos bañábamos, comíamos…”.
Bone ha visto pasar por el dispensario de Taracoa decenas de pacientes con los mismos síntomas y, a decir de ellos, por las mismas causas. Desde 1998 hasta la fecha 17 personas de esta comunidad han fallecido, según sus habitantes, debido a la contaminación. Juan Oviedo, Rosa Pintado, Pedro Vicente, Segundo Lema, Leo Dan Ramos… son algunos de los nombres recordados en Taracoa. Además del cáncer de útero, está también el de estómago, sangre y piel.
Actualmente, el agua que beben los taraconenses proviene solamente de pozos, pues las vertientes y los riachuelos tienen una presentación ajena a la incolora e inodora recomendada por la ciencia y las normas de salud. El petróleo o sus residuos flotan sobre un líquido café imposible de digerirse sin que después se presente algún estrago. Esa es la principal preocupación de los habitantes de la zona. Por eso consideran que lo hecho por Chevron no puede considerarse como remediación. “Lo que hicieron fue expandir la contaminación cuando empezaron a sacar el petróleo y contaminar los ríos“, afirma Zhingre.