La altura de Quito y sus condiciones atmosféricas convierten la capital ecuatoriana en lugar ideal para construir una planta que no utilice sustancias químicas para convertir aceite usado en biodiesel, y esto ha decidido a una empresa estadounidense a levantar aquí una fábrica para este fin.
El gerente de Intelifuel en Ecuador, José Martínez, explicó que «la propuesta mecánica y estructural (de la fábrica) es utilizar la gravedad y la presión atmosférica» para convertir el aceite en biodiesel.
En este sentido, la coordinadora de la compañía Ecuador, Mabel Moya, resaltó que el resultado de esta operación es que en la separación del agua y del aceite no se usa ningún elemento químico, por lo que el proceso es «cero contaminante».
El gerente de la compañía detalló que, además, este biocombustible tampoco contamina y se puede utilizar en cualquier motor diesel «sin alterar sus componentes mecánicos».
En este proyecto todo se aprovecha, pues los residuos de comidas son extraídos del aceite y compactados para elaborar pienso para animales.
Cualquier aceite es bueno para esta propuesta, por eso, el objetivo de Intelifuel es recaudar los desechos aceitosos de las casas, restaurantes, hospitales o hasta de unidades policiales o militares de Quito.
El proyecto contó con una inversión inicial de 750.000 dólares y se espera que la planta empiece a funcionar en marzo.
Pero aún hay algunas incógnitas como, por ejemplo, cómo se recogerá el aceite, dónde se distribuirá el biodiesel o cuánto costará.
Eddy Sánchez, concejal quiteño, remarcó que esto aún se tiene que discutir en el seno del Ayuntamiento, entidad que se mostró interesada en este combustible dirigido a reducir la contaminación en la ciudad.
Sánchez está convencido de que la iniciativa tendrá una buena acogida entre la población, «sobretodo la juventud, que tiene una profunda conciencia medioambiental y siempre está abierta a desarrollar esfuerzos para mejorar el medio ambiente».
La fábrica contará con un proceso con dos fases: una de filtración de los aceites y otra de conversión.
Martínez explicó que a través de un sistema de temperatura y gravedad se separa el agua del aceite, mientras que con un proceso de centrifugación se quitan «las moléculas restantes», con lo que se construye un aditivo de biodiesel.
Por su parte, la coordinadora afirmó que este aditivo está orientado a usarse a nivel industrial, algo muy importante dado que las fábricas son las que más dañan al miedo ambiente, enfatizó.
Por otro lado, Moya también resaltó que con este producto se preserva la seguridad alimentaria e hizo hincapié en que en otros países se elabora biodiesel a partir del maíz o la caña de azúcar, mientras que este combustible se realiza con algo que no es para el consumo humano, el aceite usado.
Este modelo de energía alternativa se desarrollará en un país cuya principal fuente de ingresos es el petróleo.