El ministro del Interior búlgaro, Tsvetan Tsvetanov, explicó en una rueda de prensa que un total de catorce personas, entre ellas once búlgaros, han sido arrestadas en los dos países bajo acusación de pertenecer a esa banda de tráfico de personas.
El fiscal regional de la ciudad de Varna, Vladimir Chavdarov, indicó que la banda operaba desde hace diez años y que su «modus operandi» era encontrar mujeres gitanas de hasta 20 años de edad, embarazadas y residentes en aldeas búlgaras, y persuadirlas para que se trasladaran a Grecia, dieran a luz y vendieran a sus bebés.
Las madres recibían entre 1.500 y 2.000 euros por sus hijos, mientras que el resto del dinero se repartía entre los miembros de la red, que organizaban las ventas principalmente en Atenas, Salónica y Patras.
Chavdarov apuntó que el precio que pagaban las familias compradoras dependía del sexo del bebé: un varón costaba 25.000 euros, mientras que por una chica se pagaban entre 18.000 y 20.000 euros.
En el marco de la operación han sido detenidos también médicos, notarios y abogados que facilitaban las adopciones ilegales.
Según el fiscal, contra los seis búlgaros detenidos en Grecia pesaba una orden europea de arresto, y en su vivienda los agentes encontraron a un bebé con documentos falsificados que estaba a punto de ser adoptado por una familia griega.
Los investigadores búlgaros han encontrado evidencias de que al menos catorce mujeres embarazadas vendieron a sus bebés durante el último año.