Cincuenta años atrás el Estero Salado en Guayaquil era el sitio de concentración de los guayaquileños, los porteños no tenían necesidad de trasladarse hasta las playas de la Costa del Pacífico, pues este lugar era el balneario donde los fines de semana llegaba muchísima gente a bañarse y a remar.
Sin embargo, con el pasar de los años se fueron sumando varios factores que de a poco iban degradando este encanto natural.
Comenzó en los años 50 con las periódicas migraciones que se fueron asentando en la parroquia Febres Cordero, ubicada al noroeste de la urbe. Luego, en los setentas, fueron las invasiones de Mapasingue y Prosperina, al norte; y Cisne II y Plan Piloto, al sur. Más tarde atentaron contra lo que sobraba de lo que fue un espejo de agua y belleza natural asentamientos ilegales como Las Malvinas e Isla Trinitaria. 655 hectáreas de pantano se han ido degenerando paulatinamente.
Tuvieron que pasar 50 años para que un Gobierno tome la decisión de ir al rescate de este que fuera un símbolo de los guayaquileños, sin olvidar que lo único que encontró el Estero por parte de autoridades locales y nacionales fue la indiferencia.
Rafael Correa, Primer Mandatario, expresó su compromiso por iniciar un programa de recuperación de las aguas del Estero, el mismo que ya se encuentra en su etapa de ejecución.
Gustavo Iturralde, técnico de Normativas y Proyectos de la subsecretaría de Gestión Marina y Costera del ministerio de Ambiente, en entrevista con El Ciudadano manifestó que para el proceso de remediación del lugar, se utilizará la técnica de oxigenación forzada o transferencia de oxígeno al agua como técnica con mayor potencial para recuperar sus aguas.
Técnica que, dijo el funcionario, no añade demanda química de oxigeno o demanda biológica de oxígeno, nutrientes, ni innecesarios microorganismos.
“Hay que recordar que el estero era el balneario de la ciudad de Guayaquil en los años 60, ahí estaba el famoso American Park que nuestros padres y abuelos lo utilizaban como sitio de descanso y recreación de la ciudad, desafortunadamente hemos tratado muy mal al estero debido a todo lo que representan las invasiones y la contaminación tanto industrial como doméstica, con lo cual se lo ha convertido en lo que actualmente es”, dijo el técnico.
Iturralde manifestó que antes de tomar una decisión sobre la técnica que se utilizaría para salvar al estero de Guayaquil se realizaron cuatro pruebas piloto que se ubicaron desde el ramal de Urdesa hasta la confluencia de los 2 ramales, el Puente 5 de Junio y el de la calle 17, las mismas que fueron: con enzima, bacterias y el método de oxigenación forzada, cada una aplicadas en diferentes tramos del Estero.
Se realizaron los análisis de calidad de agua y sedimento y además bioensayos de laboratorio de 3 tecnologías (2 bacterias y 1 enzimas) evaluando su efectividad en condiciones controladas y realizando análisis físicos y químicos del piloto de remediación en el Estero Salado.
El tiempo aproximado para el uso de la técnica de oxigenación forzada en todos los tramos es de 5 años y su nivel de recuperación dependerá mucho del control sobre la cantidad y calidad de descarga domestica e industrial que es de competencia municipal.
“Vamos a hacer un proyecto a gran escala porque hay tanta materia orgánica que llega todos los días al estero Salado que el oxigeno que se encuentra disuelto en el agua no es suficiente para degradar esta materia, porque en el agua del Salado ya no hay oxigeno y si no hay este elemento simplemente no hay vida”, mencionó Iturralde.