El ambiente en las diferentes cooperativas al noroeste de Guayaquil era caótico, ayer; peor aún, de incertidumbre. Ni moradores ni invasores saben qué sucederá con el pasar de los días.
Desde el trasvase de Santa Elena ya se puede observar cómo decenas de familias comienzan a ocupar los terrenos vacíos del sector La Ladrillera, al igual que en Monte Sinaí, donde se vienen suscitando los asentamientos ilegales. Esto en el norte de la urbe.
Apenas distan 150 metros, en algunos puntos, entre el conducto del trasvase y los asentamientos de los invasores. Y los invasores seguían llegando al lugar a ocupar los terrenos y el peligro inminente de que se contaminen las aguas que el trasvase provee a la provincia de Santa Elena. La presencia militar sigue siendo nula.
Por la entrada de la línea 8 o avenida Casuarina ingresan decenas de carros, llenos de materiales de construcción, que se dirigen a distintos puntos de Monte Sinaí, Voluntad de Dios y La Ladrillera. Esto que se dio ayer a gran escala, no sucedía en días pasados. Las personas, con por lo menos un par de cañas y unas cuantas tablas plantadas en el piso, se instalabn y se hacían dueños de los terrenos que, dicen, “no es tierra de nadie”.
La gente que continúa invadiendo no son solo de los sectores aledaños, sino que también vienen desde Flor de Bastión y hasta de Salitre.
En el sector denominado Trinidad de Dios se encontraban varias personas que pasaron la noche a la intemperie, vigilando que nadie ocupe la parcela que ellos, con unos cuantos palos, una pala y un pico habían dividido. Cada quien era posesionario de una fracción.
Entre los ciudadanos que se encontraban sentados en uno de los lotes de Monte Sinaí estaba Néstor Pirco, quien vive en La Flor de Bastión. “Yo solo quiero un terreno para mí y otro para mi hermana. Aquí esperaré a que lleguen los militares a ubicarnos”, contó.
Más adelante, a un costado de Pirco, estaba Domingo Reyes, quien dijo haber adquirido meses atrás un terreno de parte de Víctor Estacio.
“Yo le compré al señor Estacio un terreno hace 9 meses, por el que pagué $ 1.200; espero que aparezca para que me dé una explicación”.
Reyes dijo no saber nada de Estacio, pero sí tener esperanza de que aparezca, para que le dé los papeles de su terreno… “por el cual yo pagué, para dárselo a mi hija”.
Otra de las personas, que estaba en busca de un terreno era Francisca Sáez Illapa. Ella argumentó que quería un terreno porque el lote donde ella vive es prestado por un sobrino. Mientras Sáez buscaba un terreno para ella, Ana Moreira había ingresado al lote suyo, había colocado cuatro cañas y pedazos de madera, con lo que pretendía hacerse dueña del lugar. Por el mencionado terreno se produjo una pelea entre Sáez y Moreira. Las dos decían ser dueñas del terreno, sin presentar documento alguno.
Sáez, impotente de ver “su terreno” invadido, junto a demás familiares y con machete en mano tumbaron lo poco que había construido Moreira, quien terminó admitiendo que el terreno no era de ella.
Por otro lado se observó que varios guardaespaldas de los dirigentes, reconocidos por los moradores del sector, aun rondaban amedrentando a quienes querían invadir las tierras.
En el sector de Las Marías, Joffre Salazar, morador del sector, dijo que los dirigentes -a pesar de la disposición del Presidente- siguen vendiendo las lotizaciones.
“El señor ínsito Ortiz, dirigente de Las Marías, sigue vendiendo los terrenos. Los dirigentes ahora venden una inscripción por veinte dólares, con la cual permiten asentarse en el terreno”.
Luego que pase el caos comenzarían a pagar cuotas para adquirir el terreno de 8×15. Este tiene un costo que sobrepasa los $ 1.200… “para adquirirlo en su totalidad”, expresó Salazar.