La crisis energética del año pasado provocó que Ecuador deba invertir ingentes cantidades de recursos en la compra de energía a Colombia y Perú, en activar las termoeléctricas y en importar grandes cantidades de combustibles. Con el funcionamiento de la nueva central de Mazar, estos problemas se debilitan notablemente.
“Al tiempo que estamos cuidando al medio ambiente, le estamos ahorrando grandes cantidades de recursos al erario nacional”, dijo el Presiente de la República, Rafael Correa, durante la ceremonia de inauguración del proyecto.
El costo del último estiaje, según comentó, se lo está pagando en gran medida en el déficit comercial que hoy enfrenta Ecuador por la inversión emergente que debió hacerse para afrontar la crisis energética pasada, hecho que se hubiera evitado si hace dos décadas se hubiera avanzado con Mazar.
En este sentido criticó a quienes justifican la inversión innegable que hace este Gobierno con los precios altos del petróleo, sin analizar que si sube el precio del crudo, suben también los productos elaborados con el petróleo que debe importar Ecuador.
“Pero ya vemos en el cercano horizonte el proyecto de la Refinería del Pacífico, el país ahorrando más de tres mil millones al año, que es lo que nos toca pagar por los derivados de petróleo que importamos”, dijo, explicando además que la renegociación de los contratos petroleros permitirá un mayor beneficio para el país.
Puntualizó que los recursos invertidos en obras como Mazar han provenido de las eficientes políticas de recaudación de impuestos y tributos, hecho notable que en otros Gobiernos jamás se dio en la magnitud que ahora se da. “Tenemos más de $2 mil millones anuales adicionales por recaudación de impuestos”, acotó.
Expresó que el Plan Nacional de Electrificación es una prioridad para esta administración pues “sin energía no hay desarrollo”. “Se nos bombardeó con una ideología disfrazadas de ciencia, el neoliberalismo de que esto no lo tenía que hacer el Estado, sino el sector privado”, criticó.
“Muy caro pagamos estas recetas de falsa y miope prudencia, el supuesto ahorro nos salió en realidad carísimo, no olvidarse”, dijo, instando a los medios de comunicación a que abran las puertas a otras voces que no sean las que minimizan el papel del Estado e intentan satanizar el gasto público.