Lionel Messi mantiene su racha goleadora y se ha dado otro gusto al marcar el tanto con el que Argentina venció a Brasil (0-1), cuando el partido amistoso disputado hoy en Doha, Qatar, estaba condenado al olvido.
El jugador del Barcelona rompió el empate a los 91 minutos y ganó por primera vez un clásico sudamericano con la absoluta su país, lo cual ansiaba según las declaraciones que había hecho antes del choque, en el que Argentina no triunfaba ante Brasil desde el 8 de junio de 2005.
El encuentro, que tuvo un juego que despertó interés en el comienzo y que se apagó tempranamente, estaba poco menos que deshilachado en los minutos finales y cuando todos, menos Messi, esperaban el pitido final del árbitro qatarí Abdala Balideh, se produjo la gran jugada de la cita que tuvo lugar en el estadio Khalifa.
Para el seleccionador argentino Sergio Batista, sustituto de Diego Maradona y que en su etapa interina estuvo en el banquillo la tarde en que la Albiceleste goleó a España (4-1) en septiembre pasado, era éste su primer partido tras ser ratificado por la federación (AFA) para ocupar el cargo hasta 2014.
Mano Menezes, sucesor de Dunga, cumplía la mayor prueba desde que se hizo cargo de la Canarinha, después de las victorias logradas ante selecciones de segunda línea como Estados Unidos (0-2), Irán (3-0) y Ucrania (2-0).
Como contrapeso de un proyecto de renovación regresaba a la selección de Brasil Ronaldinho, mientras que el argentino Lionel Messi recordaba que, con la absoluta, nunca había logrado ganar el clásico de Sudamérica y afirmaba que ya era hora de conseguirlo.
No quedaban rastros de la dinámica de los primeros minutos, de los mejores momentos de esta cita futbolística prometedora, que no fueron muchos, y la decepción se instalaba en el ambiente, porque ya no se esperaba una jugaba brillante, sino un error defensivo que ayudara a romper el cero en el marcador.
Pero ocurrió un milagro. Lavezzi cedió el balón a Messi, éste entró al área brasileña a toda velocidad, no pudieron frenarle y su remate resultó imparable para el meta Víctor. Era la victoria soñada por Messi.